Un rápido y eficiente "clic" al mouse para comprar un producto online conlleva ahora costosas sorpresas en Reino Unido. Retrasos por caos burocrático en los envíos y cargos inesperados por importación son algunos de los efectos directos del Brexit que amargan al consumidor británico.
Desde el pasado 1 de enero, un sinfín de ciudadanos muestran su indignación en las redes. La mayoría está en contra del acuerdo negociado por el gobierno de Boris Johnson con la Unión Europea, pues ya notaron su impacto en la vida real.
Son consumidores que afrontan facturas aduaneras cuando firman el acuse de recibo de artículos que habían adquirido en comercios que operan desde la UE y cargos extra que se han colado de manera aún "inexplicable".
PAQUETES LLEGAN TARDE
Alicia es de Córdoba y trabaja en Londres. Su familia en España acostumbraba enviarle paquetes mensualmente con artículos personales. El cúmulo de interrogantes que parece haber surgido de la nada ha hecho que, por ahora, ni se plantee volver a tramitar nuevos encargos de su país.
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El último que le llegó contenía un dibujo que le encargó a su hermana –artista– para regalar en Navidad.
"Mi hermana tuvo que pagar 17 euros, para que (el paquete) llegara antes del 24 o el mismo día, pero se quedó en Madrid; dijeron que se habían cerrado las fronteras y me llegó el 15 de enero", relató.
Situaciones de este tipo generan malestar, sobre todo porque Johnson había asegurado que el comercio entre ambas partes fluiría exento de aranceles, tras el término del periodo de transición.
Los consumidores se sienten timados, hostigados para hacer frente a los nuevos recibos aduaneros por importación, pagos por IVA y tasas administrativas que, al final, hacen que comprar a esas compañías no salga rentable.
Por EFE