SARS-COV-2

SARS- CoV-2: El virus impredecible

Los primeros meses del año se reportaron como principales síntomas fatiga, fiebre, tos, dificultad respiratoria y lesiones pulmonares; no obstante se detectó una señal importante que ahora es considerada como una de las principales características del virus: la falta de olfato y gusto

MUNDO

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El Covid‑19 es la enfermedad infecciosa causada por la cepa de coronavirus SARS-COV-2.Gráfico: Miguel UlloaCréditos: Gráfico: Miguel Ulloa

Un año ha pasado desde que se detectó el primer caso de una extraña enfermedad respiratoria; oficialmente, el 12 de diciembre de 2019, la ciudad de Wuhan, en China, reportó una rara neumonía que rápidamente se extendió.  

El 9 de enero, el gobierno de ese país informó al mundo que se trataba de una nueva cepa de coronavirus de la familia de patógenos que incluye al Síndrome Respiratorio Agudo (SARS) que en 2003 golpeó a 27 naciones. Pocos días después se reveló que había transmisiones entre humanos, la nueva cepa fue identificada como SARS-CoV-2, y la OMS nombró como COVID-19 a la enfermedad que causa.

Los primeros contagios tenían en común un mercado de pescados y mariscos en Wuhan, donde también se vendían animales exóticos vivos, por lo que se estima que esta cepa se transmitió de un animal al humano.

 Gráfico: Miguel Ulloa

Nuevo virus

Durante estos 12 meses, las autoridades sanitarias de todo el mundo han ido aprendiendo del virus: los diversos síntomas que se pueden presentar, medicamentos que han funcionado y cuáles no, y que los llamados pacientes asintomáticos pueden ser contagiosos aunque no desarrollen ningún malestar.

Los primeros meses del año se reportaron como principales síntomas fatiga, fiebre, tos, dificultad respiratoria y lesiones pulmonares; no obstante se detectó una señal importante que ahora es considerada como una de las principales características del virus: la falta de olfato y gusto. También se ha informado que 70% de los enfermos dijeron sentir una “extraña” sensación en la nariz los primeros días de contagio.

Actualmente no se ha logrado desarrollar un fármaco contra el COVID-19, pero se han ubicado varias sustancias que ya existían y han funcionado.

Remdesivir

En mayo, las autoridades sanitarias de Estados Unidos autorizaron el uso de emergencia del Remdesivir —antiviral desarrollado para combatir el ébola— para ser aplicado en pacientes hospitalizados, pues en ensayos clínicos se determinó que disminuye su duración de 15 a 11 días aproximadamente.

La urgencia de un fármaco contra la enfermedad llevó a EU a acaparar las existencias del medicamento y su producción, sin embargo, la OMS determinó la inutilidad del Remdesivir y desaconsejó su uso. 

También se descartó la eficacia del antipalúdico Hidroxicloroquina, recomendado por Donald Trump y Jair Bolsonaro, incluso la revista The Lancet reportó que se relacionó a este medicamento con mayor riesgo de muerte.

 Gráfico: Miguel Ulloa

Hasta ahora se sabe que la dexametasona, corticoides y anticoagulantes ayudan a combatirlo, además son usados algunos antibióticos contra la neumonía que provoca el COVID-19.

Los sobrevivientes del coronavirus reportan secuelas a largo plazo, como falta de aire, cansancio, tos persistente, atrofia muscular, problemas de concentración y de memoria, por lo que se recomienda seguimiento médico con rehabilitación pulmonar y fisioterapia.

El debate por mascarillas

China logró controlar la pandemia en su territorio gracias a la aplicación de medidas extremas como obligatoriedad para usar cubrebocas, confinamientos totales, aislamiento de ciudades y pruebas masivas.

Ante la explosión de casos en Europa, comenzó a solicitarse su uso en lugares públicos y con ello estallaron las protestas.

Sin  embargo, los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos señalan que las mascarillas evitan que personas contagiadas transmitan el virus, y también protegen a personas sanas que las porten. Usar cubrebocas reduce en 70% la posibilidad de un contagio.

Por Alejandra Martínez