Arthur C. Brooks, distinguido profesor de Harvard y autor de superventas, se había perdido en la búsqueda implacable del éxito, a costa incluso de no presenciar el crecimiento de sus hijos. Luego de esa experiencia desafortunada, desmitificó lo que creemos sobre la felicidad en el trabajo y aboga por un cambio radical en el ambiente laboral, ya que descubrió que la plenitud radica en otras cosas más allá del dinero.
Arthur C. Brooks nos saca de nuestro letargo conceptual al revelar que solo el 16% de los empleados se sienten verdaderamente satisfechos con su labor. Sorprendentemente, la felicidad no radica en el salario ni en la naturaleza del empleo. Según sus investigaciones, lo que realmente aporta satisfacción son dos factores: la percepción de crear valor y el reconocimiento de ese aporte.
¿Qué se puede hacer para ser feliz?
Brooks sugiere un nuevo paradigma laboral, sin embargo, la mala noticia es que la responsabilidad recae en los jefes. Los empleadores, nos dice, deberían diseñar espacios de trabajo en los que el mérito y los logros personales sean celebrados, y donde los empleados puedan sentir que su trabajo repercute positivamente en la vida de los demás. La fórmula es simple pero efectiva: sentido de logro más servicio igual a satisfacción laboral.
Si bien gestionar el dinero y las tareas laborales puede parecer complejo, Brooks introduce una dimensión aún más desafiante: el manejo de nuestras emociones. En un mundo que raramente nos educa sobre la autogestión emocional, aborda el concepto de metacognición como un medio para entender nuestras propias emociones.
¿Se puede ser feliz en el trabajo?
Brooks considera que aunque podemos enfrentar desafíos laborales con estrategias concretas, nuestras emociones requieren un enfoque más profundo y reflexivo. También insta a considerar la formación en metacognición y autogestión emocional como competencias fundamentales, tanto en la educación formal como en la capacitación laboral.
También nos propone un nuevo enfoque sobre la felicidad en el trabajo, distanciándose de la obsesión por el éxito material y acercándonos a un entendimiento más humano y emocional de lo que significa estar satisfecho con nuestra labor. “Las personas que tienen la mayor felicidad del trabajo. Sienten que se están ganando su éxito, es decir, que están creando valor con sus vidas y con sus vidas laborales, que sus logros están moviendo la aguja y que están siendo reconocidos por esos logros”, concluyó.
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