La galanga es una raíz que pertenece a la familia del jengibre y se caracteriza por un sabor picante con tendencia cítrica. Según especialistas de la salud, incorporarla en la alimentación será esencial para beneficiar al organismo ya que es una fuente importante de nutrientes, desarrollando virtudes tales como antiinflamatorio, fortalecer el sistema inmunológico, proteger contra el cáncer e incrementar los espermatozoides.
Esta raíz es muy popular en la cocina tailandesa, aunque también ha llegado a cocinas de Sudamérica o América Central. En comparación con el jengibre, la galanga es más fresca y menos dulce, mientras que su piel es suave y pálida. A su vez, tiene una pulpa dura, por lo tanto se puede rallar sin ser triturada, como así también se puede cortar en finas rodajas para su incorporación a la alimentación cotidiana.
Este rizoma aromático ha conseguido adeptos en gran parte de Asia y también en otros países como México y Argentina ya que reduce ayuda a reducir los niveles de colesterol, combate las afecciones respiratorias e incide en una mejor salud cardiaca. Es por eso que ha sido considerada como un superalimento y expertos recomiendan su incorporación a la dieta sana.
En cuanto a su variedad, la galanga tiene cuatro tipos: la galanga mayor o alpinia galanga (también conocida como jengibre tailandés), galanga menor o alpina officinarum; la kaempferia galanga y la boesenbergia pandurata (más roja que el jengibre clásico). Más allá de todas sus variantes, la raíz contiene propiedades iguales. Además, por su familiaridad con el jengibre, tendrá nutrientes similares y en algunos casos en mayor cantidad.
En este sentido, especialistas sugieren llevar a cabo una alimentación equilibrada con la galanga como superalimento. Es que la salud se verá beneficiada, también, por sus propiedades antimicrobianas y antioxidantes, como así también antivirales y antihipertensivo. Además de reducir la presión arterial, la raíz es utilizada para tratar malestares digestivos, asma, tos y dolor de garganta.