Luego de seis años y cuatro temporadas, la aventura terminó para Valeria Férriz, protagonista de la serie de Netflix “Valeria”. Este proyecto fue el resultado de la inspiración encontrada en los libros de la escritora española Elisabeth Benavent, quien no sólo narró la historia de su protagonista, sino que compartió lecciones de amor propio.
Tras la llegada de la cuarta y última temporada -lo que sucedió el 14 de febrero, en San Valentín., a continuación, hacemos una recapitulación de esos mensajes que ganaron profundidad gracias a Valeria Férriz, rol que interpretó la actriz española Diana Gómez. Su viaje no lo hizo por separado, sino que fue de la mano de otras tres actrices españolas, quienes le dieron vida a sus mejores amigas en la serie de Netflix: Silma López (Lola), Paula Malia (Carmen) y Teresa Riott (Nerea).
Pero eso no es todo porque “Valeria” también vivió altibajos por su tórrido y complicado romance con Víctor Andradas, personaje que fue interpretado por el actor español Maxi Iglesias, quien, al igual que sus compañeras, se ganó el cariño del público español y de otros países, como México.

Qué lecciones dejó “Valeria”, serie española de Netflix
A lo largo de las cuatro temporadas, “Valeria” presentó el día a día de su protagonista y sus amigas, quienes en Madrid, España, viven de todo. Amor, desamor, abandono familiar, insatisfacción -incluso sexu@l-, estancamiento laboral, estereotipos y retos en la maternidad. Así que esto enmarcó una serie de lecciones de vida, especialmente acerca del amor propio.
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Las amigas son la familia por elección propia
En cada episodio, Valeria Férriz tiene como apoyo a sus amigas, quienes incluso la acompañan más que su propia familia en los desafíos que enfrenta. Ellas, en respuesta, no sólo están para la protagonista, sino que la animan. Este vínculo es de los más importantes para la escritora, ya que sabe que quienes en verdad la aman la validan en todo porque la aceptan y aman tal cual es.
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Cada final es el comienzo de algo nuevo
Al igual que en la vida misma, en la serie “Valeria” se plantean incontables finales y, por ende, comienzos. ¿Esto genera miedo, inseguridad e incertidumbre? ¡Desde luego! Pero Valeria Férriz demuestra que ir hacia adelante es la única manera de avanzar, y que sólo así las personas se descubren y conocen en diferentes escenarios, conociendo sus sombras y luces.
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Estar mal está bien
La crisis, especialmente la que llega después de un divorcio y en el marco de cumplir 30 años de edad, es una constante en esta serie española de Netflix. Cada personaje lo vive a su manera, incluso mediante la evasión de forma inicial. De esta manera, Elisabeth Benavent hace un recordatorio: estar mal está bien, a fin de que la gente abrace sus procesos y sus emociones, aceptando que no tener el control y caer una y otra vez no es un error, sino parte de crecer y aprender. Y también de ser generoso con uno mismo.

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Ser fiel a uno mismo es la respuesta a todo
Durante su relación con Víctor, Valeria vive altibajos amorosos porque cada uno quiere algo diferente. El deseo y placer dominan inicialmente a la escritora y termina cediendo a lo que el arquitecto le propone; sin embargo, Valeria cae en cuenta de que lo mejor es ser ella misma, aunque eso implique dejar ir a quien ama, pero no está listo para amarla como ella quiere y merece.
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Todo lo que uno hace es importante y vale la pena
Una de las lecciones más importantes que dejó “Valeria” llega al final de la cuarta y última temporada. Valeria cuestiona su trabajo a raíz de los comentarios de Bruno, un escritor que es uno de sus intereses amoroso. No sólo duda, sino que menosprecia su trabajo y logros; ante esto, Víctor le recuerda que todo lo que hace es importante y que no sería tan “serio” no le quita ese valor.
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