Felipe de Edimburgo cumplirá 100 años el próximo mes de junio y a solo unos meses de que eso suceda se encuentra hospitalizado desde hace dos semanas para recibir tratamiento debido a una infección; primero fue ingresado en febrero pasado en el hospital King Edward VII y este lunes fue trasladado al Hospital St Bartholomew desde donde permanece bajo rigurosa vigilancia mientras recibe el tratamiento para su infección.
El esposo de la Reina Isabel II, figura destacada y elemental para comprender a la Monarquía británica desde hace más de seis décadas, se ha convertido con los años en uno de los miembros más enigmáticos de la Familia Real, siempre en un segundo plano, por detrás de la gigantesca imagen de la Monarca. Su vida ha transcurrido entre palacios muy alejada de las grandes entrevistas o declaraciones respecto a su vida.
Sin embargo, recientemente la serie de Netflix The Crown quiso, e intentó, profundizar un poco más allá de lo que se conoce, y sobre todo se desconoce del Duque de Edimburgo. Los actores encargados de representar al Duque en la primera y segunda temporada, Matt Smith, y en la tercera y cuarta, Tobias Menzies, despertaron mucho interés por parte del público al reflejar aspectos desconocidos de la vida del príncipe.
Una infancia traumática
Felipe de Edimburgo tuvo una dura infancia que se selló con el abandono de su familia hasta la muerte de algunos de sus familiares cercanos, la serie también abordó su etapa de juventud, desde que contrajo matrimonio con la que se convertiría en Monarca del Reino Unido, Isabel II, hasta la evolución que tuvo ya como Príncipe Consorte. Para esto la serie de ficción supo aprovechar a uno de los personas más desconocidos de la Familia Real y abundó en sus gustos, en sus etapas tras las paredes de los castillos e incluso en algunos de los escándalos por los que se ido a conocer en su juventud.
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Como Duque de Edimburgo la sociedad británica, y la prensa amarilllista, exigía de sí un comportamiento más a tono con su cargo; para dar vida al perfil del personaje, el creador de The Crown, Peter Morgan, tuvo que basase en diversos documentales acerca de la Familia Real, así como declaraciones y libros biográficos y publicados. Siempre con un toque de ficción para atraer aún más la atención del público. Con estas referencias, el tema de la infancia del Príncipe de Edimburgo fue una de las etapas más conmovedoras de la serie.
Felipe es hijo de príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca y de la princesa Alicia de Battenberg. Nació en la isla griega de Corfú en 1921 y desde que tenía dos años su familia tuvo que exiliarse entre Francia, Alemania y el Reino Unido. A este país llegó cuando solo tenía siete años. El príncipe vivió dramáticas experiencias como por ejemplo cuando su padre se marchó al sur de Francia con su amante o cuando su madre fue ingresada en un centro psiquiátrico.
Tras el término de la Segunda Guerra Mundial, Felipe de Edimburgo solicitó la nacionalidad británica y conoció a una joven princesa Isabel, se alistó en la Marina Real y adoptó el apellido materno, modificado a la lengua inglesa, Mountbatten. Tras casarse con la Isabel tuvo que renunciar a su religión y a su lealtad a Grecia, por lo que perdió el título de “príncipe de Grecia y Dinamarca”. Sin embargo pese a muchas recriminaciones hacia su esposa, Felipe de Edimburgo termina apoyándola en todo y encuentra finalmente un lugar destacado dentro de la Familia Real.
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