Artes

La fotógrafa Elizabeth Beristain retrata la lactancia y los lazos maternos

La fotógrafa mexicana Elizabeth Beristain realizó un homenaje a las madres con su serie Madonnas

La fotógrafa Elizabeth Beristain retrata la lactancia y los lazos maternos
Foto: Cortesía Elizabeth Beristain

Cuando Elizabeth Beristain (Ciudad de México) se convirtió en madre, alimentar a su hijo fue un acto de revelación. La fotógrafa coincidía con otras mujeres sobre las emociones que producía amamantar a sus bebés: por un lado pensaban que se trataba de un acto totalmente natural que estrechaba al máximo los lazos con sus pequeños, pero no terminaban por explicarse porqué aún había quien  intentaba relegar la lactancia al espacio doméstico: “Coincidiamos en que había momentos de vergüenza, en los que te estabas escondiendo”.

Beristain se había graduado en la Escuela Activa de Fotografía de la Ciudad de México, pero ya estaba residiendo en Los Ángeles. Con las emociones desbordadas pensó en hacer un homenaje a ese innato acto humano: la lactancia, esa acción “sensual, animal, natural y divina”, define.

“Hice esta serie porque me convertí en madre y para mi fue una revelación entrar en la maternidad y en esta etapa de lactancia, con mi fotografía quise representar algo que de alguna manera hiciera un homenaje a este momento de la maternidad que se me hacía muy fuerte”, cuenta.

Así nació “Madonnas”, serie que comprende una veintena de imágenes, realizadas entre 2007 y 2009, y que terminó una breve exhibición en la Bolsa Mexicana de Valores, pero que continúa sumando al debate sobre la lactancia. La serie, cuenta Beristain, “esta inspirada en la estética visual de las pinturas clásicas renacentistas, tomé estas fotografías con gran emoción al reconocer mi propia maternidad en cada una de estas mujeres que amamantan a sus hijos creando un íntimo lazo entre ellos”.

Con una sola luz artificial, o en algunos casos utilizando luz natural, la fotógrafa recreó las poses que a lo largo de la historia del arte han representado a la mujer con sus hijos en brazos: esa imagen clásica, algunas de carácter religioso, en actitud diáfana. “Todo lo hice con una sola luz y con claroscuros, realmente se difuminaban de acuerdo a cómo la luz iba entrando de cada lado y el juego de las telas, me puse a ver mucha pintura, las poses, texturas y lo hice lo más sencillo posible, más cercano a Caravaggio, que era un pintor que trabajaba más con la gente pobre que con los reyes”.

Una parte de “Madonnas” puede verse en www.elizabethberistain.com/madonnas; la autora dice que con ellas “quería demostrar las muchas emociones por las que yo pase y en las que coincidía con otras madres, que vivían momentos de vergüenza, de estarse escondiendo, sobre todo si estabas en una fiesta, en un lugar público. ¿Qué ha cambiado?, no sé, siento que las mujeres están en un lugar con más libertad, todavía hay prejuicio, pena, pero yo trate de mostrar en mis fotos que se trata de un acto natural, que somos humanos y también tenemos esa parte animal que no debería darnos vergüenza y tendríamos que verlo como algo más natural”.

  • 20 IMÁGENES CONFORMAN LA SERIE QUE SE HA EXPUESTO EN GUADALAJARA Y LOS ÁNGELES
  • LAS MODELOS FUERON SURGIENDO POR RECOMENDACIÓN, DE BOCA EN BOCA
  • BERISTAIN ELIGIÓ LA ESTÉTICA RENACENTISTA, PRIVILEGIANDO LA LUZ 

PAL

Temas