Credit Suisse prevé que la economía de México registre un creciente de 0.9 por ciento para 2023, con efectos por el alza de tasas de interés y una menor generación de empleos.
“Proyectamos que el crecimiento real anual del PIB será en promedio del 2.5 por ciento en 2022 y solo del 0.9 por ciento en 2023”, refirió el banco de inversión en su Investment Outlook 2023. Si bien, comentó, la actividad económica en México fue sorprendentemente resiliente durante gran parte de 2022 desde una perspectiva de demanda y oferta, es poco probable que ello continúe por mucho tiempo.
Ello, puntualizó, dado el deterioro de las perspectivas de crecimiento mundial causado por los actuales ciclos de ajuste de la política monetaria y la destrucción de riqueza provocada por las recientes turbulencias financieras. Previó que la producción manufacturera y las exportaciones serán las primeras variables en sentir el impacto adverso de una demanda externa más débil que se extenderá inevitablemente a otros sectores de la economía, en especial a los servicios.
Precisó que hay ciertos indicios de que este proceso comenzó en el cuarto trimestre de 2022. También advirtió que es probable que la demanda interna en 2023 también resienta los continuos incrementos de las tasas de interés locales y la probable ralentización de la creación de empleo, lo cual debería superar con creces la fortaleza persistente de las remesas.
Por último, otro aspecto negativo en 2023, señaló, será probablemente la ausencia del efecto de base favorable asociado a la reapertura de diversos sectores de la economía tras la remisión del choque pandémico. La fuerte demanda interna de los últimos meses ha contribuido probablemente al aumento constante de la inflación, de la cual proyecta una tasa de 8.2 por ciento para este año y de 5.4 por ciento para el siguiente año.
México, a diferencia de muchos otros países, no se beneficiará de la caída de los precios mundiales de la energía, ya que los precios nacionales de la gasolina no reflejan de forma precisa las tendencias internacionales. Estos niveles de inflación, dijo, que están por encima del objetivo del Banco de México de 3.0 por ciento, probablemente lo llevará a seguir endureciendo su postura de política monetaria en su última reunión de política monetaria de 2022 y, posiblemente, a principios de 2023, con la tasa de interés a un día probablemente alcanzando un pico entre 10.5 por ciento y 11.5 por ciento.
En el ámbito fiscal, proyectó para 2022 un déficit fiscal global del 3.1 por ciento del PIB, debido a los mejores resultados fiscales del año hasta la fecha, especialmente en el lado de los ingresos. Sin embargo, es probable que las tendencias fiscales empeoren ligeramente en 2023, debido al debilitamiento de la economía y al aumento de los costos financieros.
Para el próximo año estimó un déficit fiscal del 3,9% del PIB y un déficit primario del 0.4 por ciento del PIB, que sería el mayor desde 2015. Advirtió que los retos fiscales pueden seguir creciendo con el tiempo, dado el descenso de los fondos de estabilización, las expectativas de bajo crecimiento del PIB y el aumento de los pasivos financieros y de pensiones.
Subrayó que “estos desequilibrios son relativamente pequeños y no son motivo de preocupación para los inversionistas, ya que se verán financiados holgadamente por los flujos netos de la inversión extranjera directa”.
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