Ante la crisis económica generada por el COVID-19, la demanda de vivienda de interés medio aumentó 8 por ciento, mientras que la residencial registró una caída de hasta 31 por ciento, durante el primer trimestre del año, de acuerdo con datos de Lamudi.
“Es cierto que la vivienda es una necesidad, no obstante, el poder adquisitivo de las personas disminuyó debido a la pérdida de millones de empleos y esto se ve reflejado en un mayor ritmo de crecimiento de la plusvalía contra el ingreso promedio per cápita”, dijo Daniel Narváez, vicepresidente de Marketing del portal inmobiliario.
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La vivienda de interés medio alcanza un valor de entre 1.5 y tres millones de pesos en venta y hasta cinco mil pesos en la modalidad de renta, mientras que la residencial se vende en más de tres millones de pesos y más de 10 mil pesos en renta.
Eduardo Torres, especialista del sector inmobiliario, indicó que por la crisis, los mexicanos están buscando opciones más accesibles, pero se enfrentan a un problema de oferta, pues hay muy pocos desarrolladores de vivienda que construyen para las necesidades del país, sobre todo para quienes menos ganan.
De acuerdo con el reporte Anual de Vivienda 2020, elaborado por el Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), 75 por ciento de las y los derechohabientes, que cumplen con los requisitos para adquirir un crédito en todo el territorio nacional, no tienen la capacidad de compra para adquirir una casa.
Por Laura Quintero
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