PIENSA JOVEN

¿Cuál ha sido el efecto de la pandemia en el mercado laboral mexicano?

La pandemia está teniendo un impacto negativo dentro del mercado laboral de México. Sin embargo, la reapertura económica está trayendo una gradual mejora

ECONOMÍA

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Créditos: Foto: Freepik.es

Con la reapertura gradual de las actividades económicas, se ha observado en los últimos meses una importante recuperación del empleo. En agosto, el número de afiliados al IMSS aumentó en más de 92 mil, después de registrar una caída de más de 555 mil en abril. La recuperación ha continuado, al incrementarse en más de 113 mil los empleos en septiembre y superando los 200 mil en octubre. Sin embargo, el empleo formal todavía se encuentra por debajo de su nivel de finales del 2019, lo que se traduce en casi 520 mil empleos perdidos. 

Del lado de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (entre abril y junio, la ENOE se hizo de forma telefónica), la ocupación, la cual incluye empleados, empleadores y autoempleados, ha ralentizado su recuperación. Después de caer en más de 12 millones en abril y crecer 4.7 en junio y 1.5 en julio, para agosto y septiembre, el crecimiento promedio fue de alrededor de 662 mil ocupaciones. Por lo tanto, de marzo a septiembre, la ocupación muestra una caída de más de 4.6 millones. En cuanto a la tasa de desocupación, entendida como la población que se encuentra buscando un trabajo dividido por la Población Económicamente Activa (PEA), ésta se ubicó en 5.1 en septiembre después de alcanzar un máximo de 5.5 en julio (2.8 millones de personas). 

Debido a las políticas de confinamiento, en abril la categoría “disponible” dentro de la Población No Económicamente Activa (PNEA) mostró un incremento abrupto al pasar de 5.9 millones a casi 20 millones respecto a marzo. La población disponible es aquella que, aunque no esté buscando un trabajo en el momento de la encuesta, sí le gustaría tener uno –lo que Jonathan Heath denominó “desempleo disfrazado". 

Una vez que las restricciones a la movilidad se relajaron esta población saltó de vuelta a la fuerza laboral en busca de trabajo, como se puede observar entre el mes de mayo y septiembre, al pasar de 19.4 a 10.5 millones de personas. Sustrayendo el incremento que sufrió la categoría “no disponible” (aquellos que no desean trabajar), el flujo neto entre la fuerza laboral (PEA) y la categoría de disponible fue de más de 7.3 millones. 

Con ello, que la tasa de desocupación se encuentre en 5.1 indica que la mayoría de aquellos que se han incorporado a la fuerza laboral han encontrado un empleo o han recuperado el que tenían –la pobreza laboral es otra historia. Aunque lo que se observa es positivo, el número de personas en la categoría de “disponible” es todavía superior a la observada en marzo por una diferencia de más de 4.6 millones de ocupaciones.

Por otro lado, esta crisis económica ilustra algunas características del mercado laboral en México: un mercado formal sumamente rígido y uno informal altamente flexible. Con datos de la ENOE-ETOE, la gráfica muestra las variaciones porcentuales mensuales del empleo formal (línea roja) e informal (línea azul). Con las medidas implementadas, se indujo a la economía en un estado de coma, lo que afectó a ambos sectores de manera relativamente similar. Como se puede observar, dada la estructura del mercado laboral informal, éste reaccionó inmediatamente, contrayéndose más de 33% en abril. En cambio, las rigideces del mercado laboral formal que se traducen en altos costos de despido obstaculizan su ajuste. Esto se muestra a partir de dos mecanismos: por un lado, la caída es persistente, en tanto que se registra una caída en abril y en mayo; por el otro lado, la magnitud es mucho menor, ya que las caídas fueron de 8.4% y 7.3%, respectivamente. 

De la misma forma, la recuperación ha tenido un mayor impulso para el empleo informal, lo que también es consecuencia de su flexibilidad en cuanto a contratación. Entre mayo y septiembre el crecimiento acumulado del empleo informal ha sido de 24.2%, mientras que el del empleo formal de tan solo 9.8%.

Existe la creencia de que la informalidad es una “válvula de escape” para la economía mexicana, que funge como amortiguador de los choques que afectan al producto. Esto no es del todo cierto. Los que apoyan este argumento lo hacen por la contraciclicidad de la tasa de informalidad; sin embargo, como muestran Urrutia y Leyva (2018), la correlación negativa de la tasa de informalidad proviene de la prociclicidad del empleo formal y no del movimiento contracíclico del empleo informal –siendo incluso acíclico.

Empero, dada la naturaleza de esta crisis, sui generis, en una primera aproximación la tasa de informalidad (línea punteada morada) se comporta de forma procíclica. Si bien aún es precipitado, dado el corto periodo de observación y el análisis superficial que se hizo, es la fuerte volatilidad del empleo informal lo que está determinando la prociclicidad de la tasa de informalidad.

Es importante dar seguimiento a la dinámica del mercado laboral, en tanto que es posible que, una vez que la pandemia termine, observemos una importante reasignación del empleo a favor del empleo informal, lo que afectaría la productividad y el PIB de largo plazo.

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