TOKIO 2020

Conoce la desgarradora historia de Arnulfo Castorena, el ganador de oro en los paralímpicos de Tokio 2020

El tritón jalisciense vivió entre la oscuridad de la violencia, la pobreza y la drogadicción; a pesar de nacer con todo en contra, creó una historia con el destino a su favor y en Tokio 2020 triunfó con el oro de la natación

DEPORTES

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Arnulfo Castorena: Conquistador del infortunio. Foto: EspecialCréditos: Especial

Besó la medalla de oro que recién conquistó y apuntó al cielo con gratitud y esperanza, entonces las lágrima rodaron sobre sus mejillas al recordar cómo la vida le dijo una y mil veces que estaba negado para existir, pero Arnulfo Castorena se demostró en otras dos mil ocasiones que el tesoro de la vida, era más radiante y valioso que aquello que le concedía el destino.

“Yo caminé entre el fuego y nunca me quemé. Pienso desde que nací en todo lo que batallé: la pérdida de no tener a mi madre, el rechazo de mi papá…pero todo el esfuerzo que hice fue para salir adelante y demostrarle a mi familia que todo se puede a pesar de las adversidades”, recuerda Arnulfo, quien nació con lo que muchos verían como una historia en contra: por mal congénito no desarrolló ni el pulmón ni el brazo izquierdo y tampoco las extremidades inferiores.

Su madre murió en su parto y su padre se negó a cuidarle. Fue gracias a su abuela materna que encontró un hogar, pero allí la violencia, la pobreza y la drogadicción eran la rutina diaria.

“Yo veía cómo mi familia se drogaba y yo decía ‘si ellos lo hacen ¿por qué yo no? quiero saber qué se siente quiero olvidarlo todo’, pero gracias a Dios no se me dio eso”, confesó Castorena, que se sostenía de lavar autos o pedir monedas en las calles.

Al morir su abuela, Arnulfo padeció violencia por parte de sus hermanos y al no comprender por qué era agredido, llegó a considerar el suicidio y fue entonces que el deporte llegó a rescatarlo.

“Me gustaban los clavados, pero un entrenador me dijo que me fuera a practicar natación y comencé pese a muchas cosas difíciles, para empezar inscribirme en la alberca, porque a veces iba a los entrenamientos sin comer, llegaba a la casa y no veía que comer, salía a entrenar con hambre”, compartió el tritón, quien en Tokio 2020 ganó oro en los 50m pecho SB3.

Castorena tuvo una preparación paciente, pues en Londres 2012 fue la última vez que subió al podio, en Río 2016 se fue sin preseas y mientras parecía que sus mejores años se habían quedado atrás en Sidney 2000, donde ganó un oro, o en Atenas 2004 cuando ganó un oro, una plata y un bronce, no se rindió y continuó su preparación, a pesar de la pandemia y la falta de recursos, hasta que 17 años después escuchó de nueva cuenta el Himno Nacional en Tokio 2020.

El mundo de las adicciones se le insinuaba en su juventud, pero Arnulfo aprendió a alejarse de su oscuro destino al perder a familiares cercanos que se envolvieron en él. 

Hoy, padre de seis hijos y con el apoyo de su esposa Concepción, el tritón jalisciense comprende por qué llegó como lo hizo a este mundo y por qué aún queda mucha historia por escribir con su nombre.

“Siempre luché para salir adelante y gracias a Dios, ahora tengo a mis hijos, que son ellos los que me motivan para salir adelante. Es difícil que una persona con discapacidad tenga un buen trabajo, yo no lo tengo y el deporte es como un trabajo para mí, esta es la forma en la que puedo sacar adelante a mi familia, y seguiré echándole ganas porque espero lograr aún más en París 2024”, externó Arnulfo con los ojos llenos de esperanzas en un futuro promisorio, hacia un destino que escribe con esfuerzo y orgullo.

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