Manolo Martínez, el torero más importante de la tauromaquia nacional en la época moderna, cumple hoy 25 años de su muerte.
El 16 de agosto de 1996, en punto de las 12:15 horas locales, el torero perdió la vida en La Jolla, California, EU, tras un par de infartos, luego de esperar un trasplante de hígado.
Con 50 años se acabó la vida de esta figura del toreo, que fue un referente en nuestro país, por su capacidad para entender la lidia de los bureles y que llenó de pasión los tendidos de los distintos cosos.
El regiomontano tiene el récord de más rabos cortados en la historia de la Plaza México, con un total de 10; en su andar por este inmueble logró 81 orejas en 91 festejos. Sus partidarios siempre gritaban: “Manolo, Manolo... y ya”.
Tras debutar como novillero en 1964, un año después lo hizo en el coso capitalino. Tomó la alternativa el 7 de noviembre de ese mismo año con el toro Traficante de Mimiahuapam. Confirmó en el Embudo de Insurgentes el 12 de febrero de 1967, con el toro El Cid, también de Mimiahuapam.
Debutó como matador el 20 de mayo de 1970 en Las Ventas de Madrid, con Santanero de Baltasar Iván. Se retiró en 1982, pero regresó cinco años después. Su última tarde en La México fue el 4 de marzo de 1990 con Jorge Gutiérrez y ganado de La Gloria. También fue empresario taurino y criador de ganado de lidia.
PAL