El día más triste en la vida del sonorense Juan Francisco Estrada ocurrió el 24 de febrero de 1998, cuando el esposo de su tía Lupita –quien lo cuidaba—, se paró frente a él y con la garganta igual de seca como aquel polvorín en el que se encontraban, le dijo tres palabras que le rompieron el corazón: tu madre murió.
Sin saber que su mamá, Angélica Romero, padeció leucemia por varios años, Juan escuchó el mortífero verbo. El niño de siete años se desprendió de juegos infantiles y descargó su ira en un saco de boxeo para renacer como un Gallo.
Casi 23 años después, esta tarde Estrada regresó a su estado natal con el cinturón de campeón mundial supermosca en su hombro, sino también con la promesa que hizo de convertirse en uno de los mejores boxeadores de México luego de doblegar en una épica pelea al nicaragüense Román "Chocolatito" González quien en 2012 lo derrotó.
El Galló consumó el sábado por la noche una revancha que el destino le había estado aplazando. Lo hizo venciendo a uno de los mejores hombres que han combatido en las divisiones pequeñas.
La celebración del triunfo del nativo de Puerto Peñasco, se extendió hasta hoy cuando familiares y amigos fueron a recibirlo al aeropuerto de Hermosillo con música de banda.
Con las mismas manos con las que en alguna etapa de su vida tomó la pala para mezclar el cemento en su oficio de albañil, Estrada festejó bailando y marcando su puño.
Juan Francisco es campeón en dos diferentes categorías y para para su próximo pleito se asoma otro viejo conocido: el tailandés Srisaket Sor Rungvisai.
Pero mientras los días de retomar el gimnasio llegan, el Gallo cantó y bailó una espectacular victoria con música de banda.
AV
