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¿La Santa Muerte forma parte de la santería?

Aunque existen orishas relacionados con la muerte, el culto mexicano a la Santa Muerte no forma parte de la religión yoruba

CULTURA

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Oya, la orisha de las tormentas, también está vinculada con la muerte.
Oya, la orisha de las tormentas, también está vinculada con la muerte.Créditos: Facebook / Mi camino es yoruba

A menudo, cuando no se conoce a profundidad un tema, solemos agruparlo con otras cosas que nos parecen similares. Ese es uno de los errores más comunes con la santería y otras prácticas que combinan las tradiciones de distintas culturas.

La santería no es otra cosa que el sincretismo resultante de la mezcla de la religión yoruba, originaria del occidente de África, con la religión católica, imperante en Cuba y las Antillas durante muchos siglos.

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El culto a la Santa Muerte, por otra parte, nace de la tradición precolombina y permanece un poco oculta hasta el siglo 18, cuando comienzan sus primeras expresiones en la población veracruzana de Catemaco.

Sin embargo, no fue sino hasta el año 2000 con el surgimiento de la Iglesia Católica Tradicionalista mexicana-estadounidense que el culto a la Santa Muerte se institucionalizó y popularizó entre amplios sectores de la población.

¿Hay una Santa Muerte en la santería?

Existen tres orishas principales relacionados con los cementerios y los muertos son parte importante en la mayoría de los rituales de santería, la muerte como tal no se venera en esta religión.

“En la religión yoruba se aprecia un gran respeto por la muerte. Existen deidades asociadas a este fenómeno, en tanto los muertos, en alusión a los espíritus de los difuntos, tienen un papel esencial en todas sus ceremonias mágico-religiosas.

En la santería, Ikú es considerado como la muerte en sí. Foto: Facebook / Mi camino es yoruba

Ikú representa la muerte desde una forma concreta, es esa figura que se conoce como el esqueleto óseo con su capa negra, mientras que Eggún es el espíritu del muerto, del fallecido conocido, madre, padre, amigos, ancestros en general, a los que Ikú se ha llevado”, detalla Cosette Celecia, investigadora de la Universidad Veracruzana.

Según el rito yoruba, Ikú tiene tres hijos: Arun, Tau y Avuvo, que representan a la enfermedad, el malestar y la fiebre. En el principio, la muerte no existía en la Tierra, pero algunas personas preocupadas por la falta de alimentos pidieron a Olofi, el todopoderoso, que llamara a Ikú para remediarlo. 

Eggún es la representación del espíritu colectivo de todos los muertos. Foto: Wikimedia Commons

Esa es la razón por la que, aunque es respetada, la muerte como tal no es adorada en la religión yoruba, pues se come a los humanos y hace estragos en la población, siendo también un reto para los propios orishas.

Para los santeros afrocubanos, los espíritus de los muertos son una especie de mensajeros que ayudan a entablar la comunicación entre algunos orishas y las personas de este mundo pero, a diferencia del culto mexicano más difundido, no tienen mayor poder.