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Irene Vallejo, en la antesala de un nuevo proyecto

Después del fenómeno que significó "El infinito en un junco", la autora española afirma en Guadalajara que en 2025 iniciará una nueva aventura literaria

Irene Vallejo, en la antesala de un nuevo proyecto
La escritora española Irene Vallejo Foto: Arte: Miguel Zúñiga

La hora de regresar al escritorio para Irene Vallejo (Zaragoza, 1979) ha llegado. “A partir del año que viene quiero espaciar los viajes, centrarme en la escritura del siguiente proyecto, del siguiente libro”, cuenta en la última entrevista que concede a un medio mexicano antes de regresar a su país: el viaje ha sido largo, después de visitar Austria voló hacía Ciudad de México, para estar en Colima, San Luis Potosí y Guadalajara, donde ha firmado al menos unos mil 500 libros.

Ya han pasado cinco años de la primera aparición de su famoso “El infinito en un junco” y la admiración no se detiene, pero Vallejo está consciente de que difícilmente repetirá el fenómeno (más de un millón de copias vendidas y traducciones a más de 40 idiomas).

“Entiendo que hay expectativas y me parece justo y razonable, es cierto que eso impone a veces un poquito de miedo, de temor. Es muy probable que el siguiente proyecto no tenga la misma repercusión, porque estas cosas creo que te pasan una vez en la vida”.

En todo caso, también reivindica el derecho de los creadores a arriesgar, “a veces experimentar supone fracasar, o que unos proyectos te salgan mejor que otros”. En la hibridación coloca su siguiente paso:

“Me gustaría que el siguiente proyecto fuera algo híbrido, que tenga parte de ensayo y parte de narrativa y ver cómo esos dos géneros, esos dos libros están dentro de un libro y cómo se entrelazan y cómo conviven, porque creo que la novela de ideas en realidad está muy cerca del ensayo y que estamos en una época que hibridamos y hacemos experimentos”

Por lo pronto, Vallejo ha traído a la FIL Guadalajara los libros ilustrados “El inventor de viajes” junto a José Luis Cano y “La leyenda de las mareas mansas” con Lina Vila, ambos con Alfaguara, así como la versión gráfica de “El infinito en un junco” (Debate), elaborado con Tyto Alba, a quien conoció después de leer su libro “La casa azul” (2014), donde rememora con dibujos los recuerdos de Chavela Vargas hacía Frida Kahlo.

A Irene Vallejo no deja de sorprenderle que una filóloga como ella cause tanto revuelo y admiración, después reflexiona que el vínculo quizás proviene de la palabra:

“El lenguaje está en la base de la comunicación que es necesaria en todos los sectores de la vida profesional y diría personal. Los antiguos llamaban a esto oratoria o elocuencia, que quizás son nombres que entendemos mejor qué relación tienen: el lenguaje es la herramienta principal de nuestra relación con los demás y la materia prima del pensamiento, que construimos también con palabras”.

Pero hay una genialidad que la escritora logró: “Escribir un ensayo que se lee con el mismo placer que una novela” y para llegar ahí pensaba en “Rayuela”, en “Las mil y una noches” y también en sus tres imprescindibles las “Historias” de Heródoto, los “Ensayos” de Montaigne y “Una historia de la lectura” de Alberto Manguel, “que me descubrió que existía la historia de la lectura como disciplina de estudio”. Al final de todo, Vallejo siempre regresa al poder de lo hablado y lo escrito y así fue desde que era niña.

“Reaccionaba de una manera especial a los cuentos, a las fábulas, a las anécdotas; desde muy niña recuerdo que me gustaba escuchar hablar a la gente y ver cómo gesticulaban, las inflexiones de su voz, las expresiones. Hay gente que tiene un talento natural para contar historias o para contar chistes, que es una cosa que a mí me parece dificilísima, que maneja muy bien el ritmo, que sabe usar los silencios, que te intrigan, que te manejan y que cuando hablan todo el mundo escucha. Y ese era un fenómeno que me interesaba desde niña”.

Ahí, en las historias, encontró sosiego: “Creo que nunca he dejado de hacerlo y de sentirlo también como una forma de experimentar incluso de jugar de adulta y es para mí un espacio acogedor y hospitalario donde siempre siento que puedo olvidarme de las preocupaciones y de las angustias y jugar libremente con la imaginación y por supuesto con los ingredientes de mi propia vida”, cuenta antes de partir nuevamente a ese mundo.

 

A DETALLE

  • La nueva versión gráfica de "El infinito en un junco" ha sido revisada y aumentada
  • Irene Vallejo trabajó de la mano de Tyto Alba para elegir los episodios incluidos, agregando más humor 
  • "La leyenda de las mareas mansas" recupera una historia de las "Metamorfosis" de Ovidio.
  • Para "El inventor de viajes" se basa en las "Historias verdaderas" de Luciano de Samósata. 

MAAZ

 

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