El bienestar no solo depende de una dieta equilibrada y del ejercicio físico. La neurociencia destaca que ciertos hábitos cotidianos pueden influir directamente en nuestra felicidad y calidad de vida. El cerebro humano, con su peso de apenas 1 kilogramo, es el órgano más sofisticado y complejo del cuerpo humano. Ello se debe a su plasticidad, imaginación, capacidad de abstracción y adaptación a diferentes contextos.
Nuestro cerebro está compuesto por una microarquitectura delicada y compleja, compuesta por cientos de miles de millones de células, principalmente neuronas y células glía. Las neuronas son las protagonistas en la gestión de la información, la cognición y diversos procesos intelectuales. Su vasta cantidad y funciones múltiples confieren a este órgano su complejidad abrumadora y su potencial ilimitado.
La plasticidad cerebral nos permite reprogramar el cerebro, llevándolo más allá de su zona de confort. Esta manera de actuar no le ayuda a ser feliz, sobre todo cuando hablamos de neuro hábitos negativos. La neurocientífica Nicole Vignola menciona herramientas prácticas y métodos contrastados para alcanzar estados mentales y físicos superiores. "Desde el punto de vista neurológico necesitamos dos cosas para transformar el cerebro en la edad adulta: atención e intención", afirma la especialista.
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¿Cómo cambiar los hábitos negativos?
Según el estudio realizado por Vignola en 2020, se supo que el ser humano genera una media de 6,5 pensamientos por minuto, es decir, unos 6.000 pensamientos al día. "Tu cerebro no distingue el bien del mal, únicamente sabe qué rutas en particular has reforzado a través de la repetición". El ejercicio recomendado por la neurocientífica para ser feliz, es primero pensar en qué hábito negativo cambiar. Luego debes poner en práctica el “ suspiro fisiológico” (realizar 2 breves inspiraciones por la nariz, retener el aire un segundo y soltar el aire por la boca despacio y alargando la respiración). Esta práctica debilita el patrón de las neuronas asociadas. “Interrumpiendo el fluir del pensamiento con un hábito positivo, podemos usar el pensamiento negativo como recordatorio del nuevo hábito", afirma la especialista.
La neurocientífica aseveró que si somos capaces de prestar atención a los desencadenantes de nuestros hábitos negativos podemos decidir qué hacer con ellos. "Entre estímulo y respuesta hay un espacio. En ese espacio radica nuestra libertad y potestad para escoger una respuesta. En la respuesta se ubican el crecimiento y la felicidad".