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Alimentación Intuitiva: una propuesta disruptiva

Los beneficios de la alimentación intuitiva consisten en comer sin sentir culpa

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Las10 reglas de la alimentación intuitiva
Las10 reglas de la alimentación intuitivaCréditos: Freepik

¿Comes si tienes hambre y dejas de comer al saciarte?

Aunque suena fácil, seguimos regímenes que dictan cuándo, cuánto y qué comer, haciendo nuestra alimentación tan esquemática que pareciera diseñada para robots. Estos regímenes, coloquialmente llamados “dietas”, asumen que siempre tendremos la misma cantidad de hambre y los mismos antojos a ciertas horas. También nos enseñan a pasar hambre con tal de adelgazar, como si todos los cuerpos tuvieran que verse iguales y comer lo mismo para estar saludables.

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La alimentación intuitiva propone que aprendamos a identificar las señales de hambre y saciedad, junto con factores que las detonan, lo cual mejora el bienestar psicológico y nuestra relación con la comida. ¿Qué tan desconectados estamos de nuestro cuerpo para que tal propuesta nos haga ruido?

Existe una manera de comer sin culpa con la alimentación intuitiva.
Créditos: Freepik

¿Cómo empezar una alimentación intuitiva?

Evelyn Tribole y Elyse Resch, pioneras de este enfoque compasivo, centrado en el goce y no la culpa proponen:

  1. Rechaza la mentalidad de “dieta”: o sea, las restricciones alimentarias cargadas de obsesión, ansiedad, insatisfacción corporal y el riesgo de desarrollar un trastorno alimentario.
  2. Honra tu hambre: tu cuerpo te avisa cuándo necesita comida. Escúchalo, no lo hagas trabajar sin “gasolina”.
  3. Haz las paces con la comida: no le tengas miedo ni rencor, te aporta nutrientes esenciales.
  4. Reta a la policía de alimentos: no juzgues tu comida ni te castigues por haberte alimentado; mejor cuestiona creencias que te causan culpa al comer.
  5. Siente tu nivel de saciedad: ¿Dejo de comer cuando me duele la panza, me acabo el plato o los demás dejan de comer? Ninguna de las tres. La saciedad implica satisfacción plena, física y mental.
  6. Descubre el factor de satisfacción: Alimentarte debe ser un placer para los sentidos y la mente.
  7. Enfrenta tus emociones con amabilidad: El comer emocional es humano, no tiene porqué ser negativo, concientiza lo que sientes.
  8. Respeta tu cuerpo: atiende sus necesidades reales, no ideales de belleza cambiantes, subjetivos e inalcanzables.
  9. Encuentra formas de moverte que te hagan feliz. El ejercicio es un medio para celebrar y fortalecer tu cuerpo, no un castigo para cambiarlo.
  10. Honra tu salud con nutrición compasiva: no hay dietas “perfectas”, pues la salud es única para cada persona. Prioriza escuchar tu cuerpo.

La alimentación intuitiva se asocia con una imagen corporal positiva y una mejor gestión emocional. Aunque no es aplicable a todos, por condiciones de salud que interfieren con las señales de hambre y saciedad, tiene gran potencial para promover el bienestar integral.

Reflexionemos si este enfoque representa la verdadera práctica de “aprender a comer”, frente a otros más normalizados que se han vuelto violentos. Pues comer no es contar calorías y macronutrientes, ni dividir el plato en porcentajes, sino conectar con tus señales físicas y emocionales durante la alimentación.

XG