¿Comes si tienes hambre y dejas de comer al saciarte?
Aunque suena fácil, seguimos regímenes que dictan cuándo, cuánto y qué comer, haciendo nuestra alimentación tan esquemática que pareciera diseñada para robots. Estos regímenes, coloquialmente llamados “dietas”, asumen que siempre tendremos la misma cantidad de hambre y los mismos antojos a ciertas horas. También nos enseñan a pasar hambre con tal de adelgazar, como si todos los cuerpos tuvieran que verse iguales y comer lo mismo para estar saludables.
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La alimentación intuitiva propone que aprendamos a identificar las señales de hambre y saciedad, junto con factores que las detonan, lo cual mejora el bienestar psicológico y nuestra relación con la comida. ¿Qué tan desconectados estamos de nuestro cuerpo para que tal propuesta nos haga ruido?
¿Cómo empezar una alimentación intuitiva?
Evelyn Tribole y Elyse Resch, pioneras de este enfoque compasivo, centrado en el goce y no la culpa proponen:
- Rechaza la mentalidad de “dieta”: o sea, las restricciones alimentarias cargadas de obsesión, ansiedad, insatisfacción corporal y el riesgo de desarrollar un trastorno alimentario.
- Honra tu hambre: tu cuerpo te avisa cuándo necesita comida. Escúchalo, no lo hagas trabajar sin “gasolina”.
- Haz las paces con la comida: no le tengas miedo ni rencor, te aporta nutrientes esenciales.
- Reta a la policía de alimentos: no juzgues tu comida ni te castigues por haberte alimentado; mejor cuestiona creencias que te causan culpa al comer.
- Siente tu nivel de saciedad: ¿Dejo de comer cuando me duele la panza, me acabo el plato o los demás dejan de comer? Ninguna de las tres. La saciedad implica satisfacción plena, física y mental.
- Descubre el factor de satisfacción: Alimentarte debe ser un placer para los sentidos y la mente.
- Enfrenta tus emociones con amabilidad: El comer emocional es humano, no tiene porqué ser negativo, concientiza lo que sientes.
- Respeta tu cuerpo: atiende sus necesidades reales, no ideales de belleza cambiantes, subjetivos e inalcanzables.
- Encuentra formas de moverte que te hagan feliz. El ejercicio es un medio para celebrar y fortalecer tu cuerpo, no un castigo para cambiarlo.
- Honra tu salud con nutrición compasiva: no hay dietas “perfectas”, pues la salud es única para cada persona. Prioriza escuchar tu cuerpo.
La alimentación intuitiva se asocia con una imagen corporal positiva y una mejor gestión emocional. Aunque no es aplicable a todos, por condiciones de salud que interfieren con las señales de hambre y saciedad, tiene gran potencial para promover el bienestar integral.
Reflexionemos si este enfoque representa la verdadera práctica de “aprender a comer”, frente a otros más normalizados que se han vuelto violentos. Pues comer no es contar calorías y macronutrientes, ni dividir el plato en porcentajes, sino conectar con tus señales físicas y emocionales durante la alimentación.
XG