PIENSA JOVEN

No es una generación de cristal, es una sociedad de cristal

La exaltación de la inmediatez deja a los jóvenes sin herramientas sólidas para enfrentar la vida. Por lo tanto, urge fomentar valores, pensamiento crítico y hábitos positivos para construir un futuro significativo y resiliente, desafiando las tendencias impuestas por redes sociales y consumo.

TENDENCIAS

·
Gen Z: Generación de cristal
Gen Z: Generación de cristal

Por María Bárbara Mendoza

Hoy en día, las personas, especialmente los jóvenes, viven un ritmo de vida insostenible. La rutina está marcada por la inmediatez, y aquello que no se ajusta a ese estándar no es considerado una opción viable. En pleno siglo XXI, lo que triunfa es lo que permite hacer las cosas en el menor tiempo posible y con el mínimo esfuerzo; todo lo que no cumpla con estas características es desvalorizado y, con frecuencia, rechazado.

Sigue leyendo:

Pedro Kóminik abre el diálogo entre boomers y centennials

Qué quiere decir BYOB, la nueva frase de la generación Z

Las principales víctimas de esta tendencia son los jóvenes, la llamada “generación de cristal”, que nació en un mundo digital y totalmente globalizado. Esta generación creció creyendo en la promesa de que todo era posible con solo desearlo, y que, gracias al acceso a ese mundo mágico, construirían un futuro exitoso y sólido. Sin embargo, el problema surgió cuando esta promesa se desmoronó. Ahora, muchos de ellos intentan vivir sin las bases sólidas que les fueron prometidas y que, hasta hoy, siguen esperando.

¿Cómo es la generación de cristal?
Créditos: Freepik

Vivimos en una época que celebra la evolución de la humanidad, pero rara vez nos detenemos a reflexionar sobre el impacto de estos cambios en las nuevas generaciones. En lugar de construir individuos resilientes y conectados emocionalmente, estamos fomentando jóvenes que se sienten cada vez más aislados y sobrecargados. Día tras día enfrentan una lucha interna, intentando resolver los retos que se les presentan con herramientas vacías y carentes de valores sólidos. La exaltación de la inmediatez ha obstaculizado su capacidad para comprender los procesos, apreciar el valor intrínseco de las cosas y comprometerse a construir un futuro significativo.

Es común escuchar que los jóvenes de hoy no son como los de antes, que están marcados por la apatía y carecen de proactividad. Pero, ¿cómo podría no ser así cuando vivimos en una sociedad que mide el valor de las personas por la cantidad de "likes" o "views" que acumulan, o por su capacidad para consumir productos? Cada vez son menos quienes se atreven a desafiar estas tendencias, y los espacios que fomentan valores y hábitos sólidos parecen extinguirse. Esta falta de formación deja a las nuevas generaciones sin las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la vida.

Por ello, es fundamental empoderar a los jóvenes y acompañarlos en su desarrollo personal, escolar y laboral. Es cierto que no se puede detener el avance del progreso, pero sí es posible encausarlo hacia resultados positivos. Como sociedad, debemos cuestionar lo que está evidentemente mal y dejar de actuar como si fuéramos individuos aislados. Es momento de reconocer que todos formamos parte de un sistema: si una parte falla, las demás se desgastan hasta alcanzar el punto de quiebre.

La ausencia de hábitos, valores y buenas prácticas es un problema urgente que debemos atender. Es necesario reconocer el verdadero valor de las cosas y fomentar en las nuevas generaciones el deseo de ir más allá de lo que dictan los medios, las redes sociales o las expectativas impuestas por la sociedad. Se debe cultivar la curiosidad, el pensamiento crítico y la disposición para investigar. Solo así podrán adquirir herramientas útiles y significativas que les permitan construir el futuro brillante que todos anhelamos.

¿Sobre qué valores realmente estamos construyendo nuestro futuro?

XG