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¿Qué implica ser una mujer afrodescendiente en México?

La desigualdad de oportunidades en México impacta especialmente a colectivos vulnerables como las mujeres afromexicanas, quienes enfrentan discriminación. Para construir una sociedad equitativa, urge reconocer las contribuciones afrodescendientes y promover un enfoque intercultural inclusivo.

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Mujeres afromexicanas alzan la voz contra las barreras de discriminación y desigualdad.
Mujeres afromexicanas alzan la voz contra las barreras de discriminación y desigualdad.Créditos: Freepik

Por Frida Quetzali Vera Romero

La desigualdad de oportunidades y la falta de políticas públicas refuerzan las brechas entre distintos grupos sociales en México. Las clases bajas y diversos colectivos enfrentan desigualdades basadas en género y etnia, lo que limita su acceso a derechos básicos y libertades. Un ejemplo es la situación de las mujeres afromexicanas, quienes, hasta hace poco, carecían de representación política, enfrentándose a una triple discriminación: por su origen africano, por su historia de esclavitud y por ser mujeres. Estas intersecciones de discriminación refuerzan barreras que dificultan su acceso a una vida libre de violencia y con igualdad de oportunidades.

En México, esta problemática es tan severa que dos personas nacidas el mismo día y cerca una de la otra pueden experimentar realidades tan distintas que parecen vivir en mundos diferentes. Por ello, es crucial examinar las omisiones legales y las desigualdades concretas que persisten en la sociedad, derivadas de jerarquías basadas en el color de piel o el nivel socioeconómico.

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En el caso de las mujeres afromexicanas, siglos de exclusión han deteriorado su calidad de vida, afectando su acceso a derechos humanos y oportunidades. México ha incumplido tanto sus normativas nacionales como los acuerdos internacionales, lo que ha normalizado la desigualdad hacia estas comunidades. Como señala Evelia Estela Catalán Casiano, una activista afromexicana: “vivimos el racismo en carne propia, por ser mujeres, negras, de bajos recursos. No queremos que el dolor impere en nuestras luchas, sino las formas de resistencia para seguir haciéndonos visibles y exigir que nuestros derechos sean garantizados”.

Estas prácticas de discriminación en México han limitado el acceso a servicios básicos como salud, educación y justicia, sumando retos adicionales como la violencia y la opresión. Es necesario abordar el problema desde una perspectiva intercultural que promueva la igualdad en la diversidad y el pluralismo democrático mediante la construcción de nuevos pactos sociales. Además, es vital reconocer la contribución histórica de la comunidad afrodescendiente al desarrollo cultural, artístico, musical y gastronómico de México.

Una mirada interseccional permite comprender las desigualdades que obstaculizan el progreso social. Para construir comunidades pacíficas, es imperativo crear espacios donde los individuos más vulnerables puedan alzar su voz en el ámbito político y social, con el fin de erradicar la desigualdad que persiste en el país. La lucha por la igualdad es una tarea que nos compete a todos, sin importar el color de piel, el origen étnico o el nivel socioeconómico.

XG