Por Francisco Daniel Gutiérrez Barrera
En los últimos años, a nivel internacional hemos sido testigos de varios levantamientos sociales en contra de problemáticas que afectan a la sociedad, así como movimientos para abordar cuestiones político-sociales, con el objetivo de lograr un cambio social.
A lo largo de la historia, las rebeliones juveniles han ocurrido en distintos contextos y épocas, siendo de los más emblemáticas las protestas juveniles de mayo de 1968 en Francia, y el Movimiento de 1968 en México. Aunque existieron otros, por ejemplo, la gesta estudiantil denominada Reforma Universitaria de 1918 en Córdoba, cuando un grupo de jóvenes se levantó en contra las estructuras conservadoras que consideraban alejadas de su época y del espíritu propio de la universidad. El movimiento juvenil alemán Wandervogel ‘inauguró’ a principios del siglo XX las protestas contra la industrialización y la urbanización, abogando por un retorno a la naturaleza y una vida más simple.
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Si vamos un siglo antes, desde las revoluciones liberales de 1830 y 1848 en Europa, los jóvenes estudiantes fueron parte para la lucha por los cambios liberales y democráticos, promoviendo el liberalismo y la igualdad social, siendo fundamentales para el empuje de dichas revoluciones, situaciones y contextos que pueden asimilarse, mas no repetirse, al contexto internacional actual.
Créditos: Nueva Sociedad
Lo importante y tema a tratar para el fortalecimiento de nuestra sociedad, es como los jóvenes pueden impactar de manera positiva en los movimientos sociales actuales, siendo la juventud de hoy heredera de todas las rebeliones juveniles que nos antecedieron.
En la presente sociedad globalizada la juventud tiene un papel crucial como nunca antes. Con el avance de las redes sociales y la manera en la que se puede enviar un mensaje al mundo de cierta situación social, puede formar un movimiento o informar acerca de contextos políticos. Por ejemplo, la caída de de Sheikh Hasina en Bangladesh que fue derrocada por un movimiento estudiantil en el mes de agosto de este año, o la marcha universitaria convocada en contra de la reforma judicial en México.
Créditos: Archivo Histórico de la UNAM
Independientemente de la postura política de cada persona respecto a estos temas, es importante reconocer este logro de los jóvenes por alzar la voz, ser críticos y desafiar la normativa a pesar de su corta edad.
Lo sustancial de estos fenómenos es que la juventud de hoy no solo está heredando las luchas de generaciones pasadas, sino que está redefiniendo cómo se lleva a cabo la protesta. Aprendiendo de los movimientos previos y aprovechando la comunicación digital, los jóvenes de hoy tienen el poder de influir de manera aún más contundente en la política, la justicia social y los derechos humanos. La clave está en cómo esta nueva forma de movilización puede consolidar cambios reales, aprendiendo de las lecciones del pasado y adaptándolas a las complejidades del presente, donde es evidente que los jóvenes han sido esenciales para el progreso social.
XG