La Ciudad de México tiene muchas ventajas, pero quizá una de las más importantes es su clima, casi siempre templado, ni muy frío ni muy caliente, si no se vive en sus extremos. Pese a ello, una ligera disminución en la temperatura hace que los capitalinos recurramos a cualquier truco para evitar pasar frío.
Con cada vez menos frecuencia, en las casas capitalinas se escucha la frase hecha: “saca la cobija del tigre” cuando el frío hace presencia. Y es que este sencillo enunciado revela una gran nostalgia por un producto de calidad que se convirtió en un básico de los hogares mexicanos.
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Se trata de los famosos cobertores San Marcos, cuyos diseños que mostraban leones, águilas, gorilas y, desde luego, tigres, además de imágenes religiosas, dominaron su mercado durante por lo menos tres décadas.
¿Dónde nacieron los cobertores San Marcos?
Originarios de Aguascalientes, los cobertores San Marcos fueron creados por el empresario Jesús Rivera Franco, quien nació en Teocaltiche, Jalisco, pero se mudó con su familia a la capital hidrocálida con solo seis años de edad.
Aunque el negocio familiar era la elaboración de sombreros, Rivera Franco decidió incursionar en la elaboración de sarapes, tradicional en la región, y años después buscó con verdadera devoción el material perfecto para una cobija.
La historia dice que lo encontró en Europa. Se trata del jacquard sintético que, por su colorido y nobleza, era muy calientito, ligero -el peso de un cobertor matrimonial era de, aproximadamente, dos kilos- y fácil de estampar.
En la década de los 70 fundó el Grupo Textil San Marcos con varias fábricas en el territorio aguascalentense, desde donde salían miles de cobertores hacia todo el país, primero, y luego a Estados Unidos y Centroamérica.
Su moderno cobertor fue un éxito instantáneo, al grado que prácticamente no había casa en México o en algunos lugares de los Estados Unidos, donde los inviernos implican temperaturas bajo cero, no existiera por lo menos uno de ellos.
A pesar de su fama, Rivera Franco decidió vender su compañía en 1992 al consorcio neoleonés Cydsa, quien tomó el testigo de la creación de un producto no solo popular, sino muy útil y querido en el país.
La extinción de la cobija del tigre
La llegada de nuevas tecnologías y la apertura a productos del Lejano Oriente poco a poco fueron acorralando a los cobertores San Marcos, de manufactura artesanal, por lo que paulatinamente la empresa comenzó a operar con pérdidas.
Así, la empresa cerró sus puertas en 2004, terminando con ella la tradición de las anheladas cobijas que ahora se heredan de generación en generación, casi como si se tratara de un objeto de culto.
A pesar de que ya no existen cobertores San Marcos originales desde hace 23 años, todavía es posible encontrar anuncios en plataformas como Marketplace o Mercado Libre que hablan de productos “tipo San Marcos”, los cuales mantienen viva la nostalgia de este producto, increíblemente económico, puesto que en su mejor época su precio no superaba los 45 pesos.
Las marcas chinas y otras empresas, como La Palestina, que tiene más de 100 años dedicándose al ramo textil, se apoderaron del trono vacante con apuestas abrigadoras que retoman la cultura popular. Con todo, siempre habrá un espacio en la nostalgia hogareña para la famosa “cobija del tigre”.