La Nueva Anormalidad

En sus zapatos

Las muertes de Berenice y Miguel Ángel no sólo son condenables sino parecieran un signo de los tiempos de la indolencia

En sus zapatos
Nicolás Alvarado / La Nueva Anormalidad / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Lo que cabría pedir para Berenice y Miguel, y para la ciudadanía toda, es empatía.

Abrevo de la muy puntual y útil relación de hechos que hiciera Víctor Medina Méndez en El País para ofrecer un apretado resumen de los hechos: el sábado pasado alrededor de las 5 pm, durante el festival AXE Ceremonia con sede en el Parque Bicentenario de la Ciudad de México, una estructura decorativa –una suerte de escultura con forma de oso, soportada por un andamio– fue derribada por el viento y cayó sobre los fotógrafos Berenice Giles y Miguel Ángel Rojas, resultando en una muerte tan pronta que el hospital Rubén Leñero, al que fueron trasladados, declaró haberlos recibido ya sin signos vitales.

“Causa de fuerza mayor” es el término que el léxico jurídico hispanófono emplea para designar lo que en inglés responde al nombre algo más poético y espiritual de “act of God”. Cabe la posibilidad de que estemos ante algo así –los accidentes ocurren, y a veces contra toda previsión– pero también de que no –que haya habido, si no dolo, negligencia–, y acaso sea imposible determinarlo hasta conocer una investigación de la que la Fiscalía no ha anunciado más que la apertura de la carpeta. ¿No es entonces un poco temprano para que la Alcaldía Miguel Hidalgo emita un comunicado de prensa responsabilizando a los organizadores de haber colocado la escultura tras su inspección? De acuerdo a la legislación de la CDMX, todo evento con un aforo superior a 10 mil personas –y éste reunió a 25 mil– debe contar con un Responsable Oficial de Protección Civil, acreditado por la empresa productora ante la autoridad. ¿Quién es? ¿Dónde está? ¿Qué dice al respecto?

Responder esas preguntas, sin embargo, es paso 2. El primero habría sido suspender la programación, comunicar el suceso y desalojar la sede. Seguir tocando corridos tumbados y electropop (y vendiendo jochos y chelas) en el espacio mismo donde acababan de perecer aplastadas dos personas no es sólo un escándalo moral sino una irresponsabilidad de protección civil. Corresponsables serán el gobierno de la Ciudad y el de Miguel Hidalgo –la información se hizo pública a las 10 de la noche; la programación del festival terminó como si nada, a la 1 de la mañana– , la administración del Parque, la empresa organizadora –que hizo una publicación en redes y después la borró– y la Policía Bancaria e Industrial, que no sólo asistió impávida a los hechos sino que expulsó al periodista Ulises Castañeda del diario Crónica, quien intentaba documentar los hechos.

Nadie devolverá la vida a Berenice y a Miguel. Para evitar otros accidentes letales, sin embargo, sería de gran utilidad ponerse en sus zapatos. En un país en que el gobierno federal y su partido no son capaces de ponerse en los de 125 mil desaparecidos no cabe albergar mucha esperanza en ello.

POR NICOLÁS ALVARADO

COLABORADOR

IG y Threads: @nicolasalvaradolector

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