Se le veía llena de salud, todavía hace unos meses se mostraba resplandeciente, sus grandes aparadores invitaban apreciar y admirar los objetos ahí exhibidos, un mal día ya sus puertas no se abrieron, estaba por cumplir 160 años; La Casa Boker.
Los caminantes de la calle 16 de septiembre en el Centro Histórico de la Ciudad de México, extrañan ver en sus vitrinas tijeras, peines, rastrillos y navajas de rasurar, cepillos de peinar, molinos de maíz y carne, martillos, entre otros objetos.
Sus anaqueles ya no lucen pinzas, serruchos, cucharas para albañiles, instrumentos de labranza, hieleras, garruchas, mecapales, molinos de café, termos, palas, zapapicos, carretillas, sierras, lámparas, quinques, era una delicia ir a ver una diversidad de herramientas; en ocasiones no sabíamos para que se utilizaban, íbamos a enchinchar, no faltaban los preguntones y una respuesta gentil se escuchaba, sirve para tal cosa.
La Casa Boker, de acuerdo a La Guía de Comercios Centenarios del Centro Histórico, editado por el gobierno de la Ciudad de México, a través, del Fideicomiso Centro Histórico, señala “Esta ferretería fue fundada por Roberto Boker, originario de Remscheid, Alemania”.
El texto antes aludido agrega, “La familia Boker se dedicaban en su pueblo natal a la fabricación de herramientas de alta calidad, por lo que consideran ampliar su mercado y se trasladan en principio a Nueva York y más tarde a México. El 1 de noviembre de 1865 abre sus puertas una modesta tienda de venta al público ubicada, en la esquina de las calles Puente del Espíritu Santo (hoy Isabel la Católica) y de Cadena (hoy Venustiano Carranza).
El contexto político de ese entonces era; el presidente Benito Juárez García, en Paso del Norte, Chihuahua, prolongaba su gobierno hasta el último día de noviembre debido a la guerra que se vivía en el país.; la mayor parte de los estados del país eran asediados por el ejército francés. Por otra parte, el archiduque Maximiliano de Habsburgo, se enfrenta a la Iglesia, “estipulaba el establecimiento del Patronato Imperial a la manera española que somete el poder eclesiástico a la potestad del Estado”.
La Casa Boker era surtida con novedades las cuales traía don Pedro del extranjero, de acuerdo a la Guía de Comercios Centenarios, “…de manera que en esta tienda fue el primer lugar donde se vendieron, productos, como; las máquinas de coser “Singer”, los carros a vapor “STUDEBAKER”, y las máquinas de escribir “UNDERWOOD” entre otros muchos productos exclusivos de la Casa Boker”.
De acuerdo a una placa a un costado de la entrada al edificio Boker, se lee entre otras líneas, “A la edad de 17 años , Roberto Boker (1843-1912) originario de Remscheid, Alemania, hijo del exitoso fabricante de herramientas Heinrich Boker, emigró a la ciudad de Nueva York en el año de 1862”
La legendaria ferretería sufrió un incendio el sábado 8 de febrero de 1975 a las 9:45, sobrevivió a ese siniestro, su lema Tradición y Vanguardia, se ve opacado por una sucursal de la zapatería Dorothy Gaynor.
POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS
COLABORADOR
MAAZ