Ante la advertencia del gobierno de Estados Unidos sobre la imposición de aranceles a las exportaciones mexicanas a dicho país, la respuesta del gobierno mexicano, encabezado por nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum, ha sido firme, con aplomo, estratégica y basada en la unidad nacional.
La relación entre México y Estados Unidos es demasiado importante como para responder con medidas que podrían ser aún más perjudiciales. En este contexto, el Plan México y las acciones que está llevando a cabo el gobierno mexicano para fortalecer la soberanía energética -incluyendo el rescate de la CFE y Pemex-, junto con la recuperación de una política industrial sólida, son clave para fortalecer nuestra competitividad y reducir nuestra interdependencia económica.
En consecuencia, una batería de respuestas arancelarias y no arancelarias podrían ser de utilidad en un escenario de negociación, por lo que desde el Senado de la República nos mantendremos atentos y activos en la defensa de nuestra soberanía. La unidad nacional es fundamental para superar este desafío y consolidar nuestra posición en el escenario global.
Desde la firma del TLCAN en 1994 y su evolución hacia el T-MEC, la región de Norteamérica se ha convertido en una de las más competitivas a nivel global gracias al libre comercio y la interconexión económica, alcanzando cifras récord en los últimos años.
Por ello, tenemos que evitar que esto afecte la dinámica comercial en la región. México es el principal socio comercial de Estados Unidos, con exportaciones que superan los 450 mil millones de dólares anuales, lo que representa el 80 por ciento de nuestras ventas al exterior y el 25 por ciento del PIB.
La industria automotriz ha sido uno de los sectores más beneficiados, con una producción de aproximada de 5 millones de vehículos al año, de los cuales, al menos, la mitad se exporta a Estados Unidos. La integración de las cadenas de producción de automóviles y autopartes es extremadamente alta. México abastece el 34 por ciento de las importaciones estadounidenses de automóviles y camiones ligeros (junto con Canadá, esta cifra asciende al 50%).
En autopartes, México representa el 45 por ciento de las importaciones de Estados Unidos (y el 57 por ciento junto con Canadá). Según las reglas de origen del T-MEC, si al menos el 75 por ciento del valor de un automóvil proviene de alguno de los tres países, el vehículo queda exento de aranceles. Sin embargo, las nuevas medidas violan este acuerdo, favoreciendo únicamente el contenido estadounidense y dejando en desventaja a México y Canadá.
Sin duda, dichas medidas representan una amenaza particular para las industrias con cadenas de valor altamente integradas entre México, Estados Unidos y Canadá.
En correlación, la economía estadounidense también resultará afectada, analistas estiman que los aranceles podrían aumentar el gasto anual de una familia promedio en hasta 4 mil dólares, lo que representa un incremento del 5.6 por ciento. Según el Peterson Institute for International Economics, este impacto será más severo para el 50 por ciento de los hogares con menores ingresos. Además, la incertidumbre ha provocado una reacción negativa en los mercados financieros, con caídas significativas en los principales índices bursátiles de Estados Unidos, como el Nasdaq, el S&P 500 y el Dow Jones.
Independientemente de la decisión del gobierno norteamericano, el pasado 9 de marzo el pueblo de México demostró su respaldo a nuestra Presidenta al abarrotar el Zócalo capitalino y reiterarle que no está sola, porque como lo expresó ante miles de personas: “México es mucha pieza”.
Estamos con nuestra Presidenta.
CUAUHTÉMOC OCHOA FERNÁNDEZ
SENADOR DE LA REPÚBLICA Y VICECOORDINADOR DEL GRUPO PARLAMENTARIO MORENA EN EL SENADO
PAL