Columna invitada

El idilio de la sociedad mexicana

El idilio secreto entre la sociedad mexicana y el narco folklor se evidencia en su éxito comercial de narcoseries, cine con un género propio -no son películas de acción, drama o comedia-, hablan del narco

El idilio de la sociedad mexicana
Ricardo Peralta / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Negar la realidad, esconder la expresión artística, es recordar al oscurantismo, cuando sólo había un pensamiento, una voz, una conciencia. Quemar los libros y mandar a la hoguera a las brujas blasfemas.

El idilio secreto entre la sociedad mexicana y el narco folklor se evidencia en su éxito comercial de narcoseries, cine con un género propio -no son películas de acción, drama o comedia-, hablan del narco.

Obras pictóricas y esculturas, santos patronos y figuras herejes que emula protección divina desde el patio trasero del catolicismo -negados por ser bastardos eclesiásticos-

Así la música tiene su valor entre millones de fans de closet y otros que destrozan escenarios al ser víctimas -todos- de la censura light.

Hablar de apología del delito es el camino de cuota, la vía rápida para una toma de decisión ligera, prohibir, es discutible, pero tipológicamente inviable imputar a un artista la promoción de un delito a través de una obra que cantan en coro miles de fanáticos.

¿Serían, entonces, prohibir las obras de Chairez como “Zapata después de Zapata” en Bellas Artes y “La Venida del Señor” como una afrenta a la fe católica?

Toda proporción guardada, la cultura expresada en el arte, en cualquiera de sus manifestaciones, puede y debe ser disruptiva, de denuncia, del grito ahogado, del dolor colectivo, pero también de la alegría descomunal que va más allá de los sensibles tímpanos morales.

Hay que insistir en el fortalecimiento de valores humanos nunca sobra, pero jamás podrá sustituir al libre desarrollo de la personalidad del individuo.

Nuestra Constitución es clara respecto a la libertad de culto, no se refiere sólo a la fe, incluye la decisión colectiva sobre lo que ve, escucha y siente.

Lo demás es sólo compostura política.

Nadie puede celebrar la violencia, los desaparecidos, los homicidios y la conducta social que transgrede la ley.

La narración del juglar mexicano de los corridos tumbados-bélicos, más allá de lo mediático, es una realidad que expresa lo que debe terminar para cantar otra cosa.

POR RICARDO PERALTA

COLABORADOR

@RICAR_PERALTA

EEZ

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