Durante años, el mundo empresarial y del emprendimiento nos fue presentado como un terreno de hombres, como si el poder, la estrategia o la innovación fueran atributos que no nos correspondían por naturaleza. Pero la realidad es que las mujeres siempre hemos liderado. Desde nuestros hogares, nuestras comunidades y, ahora más que nunca, desde nuestros negocios.
Hoy las cifras respaldan lo que muchas sabíamos desde siempre: las mujeres lideramos diferente, pero igual de potente. De acuerdo con el reporte de McKinsey & Company, las empresas con más mujeres en puestos de liderazgo obtienen hasta un 25% más de rentabilidad. ¿Por qué? Porque no solo gestionamos resultados, también cultivamos culturas más colaborativas, empáticas y resilientes.
Sin embargo, en México, solo el 10% de los CEOs son mujeres, y apenas el 30% de los emprendimientos son liderados por nosotras. A pesar del talento, la preparación y el empuje, muchas mujeres siguen enfrentando techos de cristal, pisos pegajosos, y entornos que las hacen dudar de su lugar en la mesa. Pero ese tiempo se está acabando.
Las nuevas generaciones vienen con una fuerza imparable. Lo veo cada vez que hablo con emprendedoras que lanzan sus marcas desde un cuarto con WiFi, que aprenden de finanzas en TikTok y que están usando la inteligencia artificial para escalar sus proyectos como verdaderas CEO 4.0. Mujeres que están rompiendo con el mito de que hay que hacerlo todo perfecto para empezar. Están empezando y punto. Con lo que tienen, con lo que saben. Y eso también es liderazgo.
Ser mujer líder no es copiar el modelo masculino. Es crear uno propio, donde la intuición, la empatía, la firmeza y la visión estratégica conviven. Donde no se trata de gritar más fuerte, sino de hablar con claridad, propósito y convicción.
Desde mi trinchera, he aprendido que no basta con abrir camino. Hay que dejarlo bien señalizado para que otras puedan recorrerlo con menos miedo. Por eso creo en el poder de la mentoría, de la sororidad real, y de impulsar espacios donde las mujeres podamos crecer sin pedir permiso.
Hoy, más que nunca, necesitamos que las mujeres no solo participen en el mundo empresarial, sino que lo transformen. Que ocupen puestos de decisión, que lideren startups, que levanten capital, que tomen el micrófono y que, sobre todo, no se disculpen por su ambición.
Porque cuando una mujer lidera, no solo cambia su historia. Cambia la de todos los que vienen detrás.
POR ZAIRA ZEPEDA
CEO DE UNLOCKED AI
PAL