Columna invitada

Los roces populistas

Dentro de este número, un importante sector proviene de las clases populares que ven en el movimiento la esperanza de un mejor México

Los roces populistas
Ignacio Anaya / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

No cabe duda de que La Cuarta Transformación es un movimiento populista, y no lo digo como crítica o apoyo. La gran aprobación de la que gozó Andrés Manuel López Obrador en su momento y de la que ahora goza la presidenta Claudia Sheinbaum no son inventos de las encuestadoras. Para bien o para mal, los hasta ahora dirigentes de la 4T han contado con el respaldo de millones de mexicanos.

Dentro de este número, un importante sector proviene de las clases populares que ven en el movimiento la esperanza de un mejor México. Aunque si bien se podría etiquetar a la 4T como un movimiento populista (o neopopulista), todavía hay debate sobre lo que representa ese populismo: ¿izquierda, nacionalismo, antineoliberalismo o militarismo? Con ese afán de siempre querer catalogar, entran tantas clasificaciones; mismas que muestran la complejidad de la realidad política actual en México.

La 4T entraría en lo que académicos han catalogado como "neopopulismos", concebidos como una nueva ola de gobiernos populistas que comenzaron a surgir aproximadamente en la última década del siglo veinte y continúan hasta la fecha. Probablemente Hugo Chávez sea uno de los mejores representantes de dicho fenómeno, pero ahí también entran personajes como Alberto Fujimori, Jair Bolsonaro y, por supuesto, Donald Trump. Es decir, no necesariamente existe una ideología única asociada al populismo.

Con todo eso, mientras hay debates internos que se van construyendo conforme a la situación particular del país, también está la amenaza del vecino del norte. Ahora aquel monstruo lo representa un populismo sin precedentes, tal vez, en la historia presidencial de Estados Unidos. Donald Trump llegó nuevamente al poder con una retórica y una política más radicales que durante su primera administración.

El problema con él es que no se sabe qué esperar de sus discursos; a veces hasta parece que ni él mismo lo sabe. ¿Estará hablando en serio o solo está exagerando? Un importante componente de su política el discurso, ya que es mediante este donde se conecta con las masas. Ese discurso trumpista ha chocado con la 4T en diferentes ocasiones: el Golfo de México, las acusaciones de vínculos con el narcotráfico y los aranceles. También se ha materializado en acciones como una mayor militarización en la frontera.

En última instancia, quisiera agregar un elemento final pensando en las recientes negociaciones que pospusieron los aranceles un mes más. Al menos existen dos niveles en estas relaciones entre dos gobiernos populistas que de por sí cuentan con una tradición tensa: una cosa es lo que permiten a sus gobernados observar y sentir, aquello simbólico que ambas administraciones necesitan.

Otra se encuentra en las negociaciones en privado, la comunicación directa con la otra parte, interpretadas de diferentes maneras porque solo conocemos el resultado, el cual siempre esperamos que sea para beneficio de la población.

POR IGNACIO ANAYA

COLABORADOR

@Ignaciominj

MAAZ

 

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