Una alianza inconfesable resucitó esta semana en el Congreso. El PRI de ‘Alito’ y Morena se volvieron a encontrar en el camino. Tomados de la mano, ambos partidos cobijaron al diputado Cuauhtémoc Blanco, para que mantenga el fuero y se deseche cualquier viso de retirarle ese manto de impunidad.
Morena y el PRI, juntos. La causa no será la mejor, pero alcanza para retratarlos. El tricolor puso sus votos para que el exfutbolista se salve del desafuero y Morena paga de regreso: Alejandro Moreno puede dormir tranquilo, tampoco lo alcanzará proceso alguno.
La votación del martes pasado que dio carpetazo al proceso iniciado por una muy delicada denuncia, por violación en grado de tentativa, interpuesta por la media hermana de Blanco, es fiel reflejo de que los acuerdos en lo oscurito, gozan de cabal salud.
Con 291 votos a favor, 158 en contra y 12 abstenciones, el pleno de la Cámara de Diputados avaló desechar el desafuero del ex gobernador. La votación se dio justo después de que Blanco tomó la palabra en tribuna de manera tramposa, por invitación de su compañera de bancada, Adriana Belinda Quiroz, lo que está prohibido por reglamento.
Solo las bancadas de PAN y de Movimiento Ciudadano votaron de forma unánime en contra, mientras que todos los legisladores presentes del PRI votaron a favor de desechar el caso. Vaya, ni los aliados de Morena llegaron a tanto: Verde y el PT votaron divididos.
“Nada más quiero que me escuchen un poquito, todo esto que se me está haciendo es injustificado, lo único que les pido y que yo con mucho gusto estaría dispuesto a ir a la Fiscalía.
“Yo no tengo miedo, aquí estoy y estoy parado ante ustedes y estoy de frente dándoles la cara. Nada más esto fue después de seis meses la señora presentó esta demanda en mi contra y estoy dispuesto ir a la Fiscalía sin ningún temor, porque mi conciencia está muy tranquila”, dijo Blanco protegido por legisladoras de su bancada que lo arroparon, le aplaudieron y en lo absurdo le gritaron “no estás solo”. De presunto victimario, pasó a víctima.
De nada sirve que vaya a la Fiscalía de Morelos, como ayer hizo, si acude sin separarse del cargo y renunciar al fuero. Es intocable. Se trata de una marrullería más.
De Blanco, poco podría sorprender. Es grotesco desde que puso un pie en la vida pública, aunque con la denuncia de su media hermana se supera a sí mismo.
Una noche de diciembre de 2023, pasado de copas, el entonces gobernador habría llegado hasta la habitación de Nidia Fabiola Blanco, en plena casa de gobierno de Morelos. Por la fuerza intentó besarla, tocarla y se bajó los pantalones. Ella gritó. El gobernador salió corriendo. Ella lo denunció y relató los hechos. Él no dijo nada hasta que el escándalo estalló y la Fiscalía de Morelos solicitó su desafuero. Fue hasta ese momento, y con un mar de preguntas que se niega a responder, que el exfutbolista fue forzado a salir a dar la cara y negó los hechos.
Blanco es indefendible por donde se le mire. No es novedad. Lo ilustrativo es quiénes metieron las manos al fuego por él, y cómo provocó la resurrección del tantas veces negado PRIMOR.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
@MLOPEZSANMARTIN
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