Columna Invitada

2025: año para saldar una deuda histórica

Es momento protagónico en la exigencia de autonomía y reconocimiento de las mujeres indígenas

2025: año para saldar una deuda histórica
Magda Zulema Mosri Gutiérrez / Colaboradora / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

El pasado diciembre de 2024, la primera presidenta de México, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, anunció que 2025 sería declarado como el Año de la Mujer Indígena. 

Este pronunciamiento no sólo resalta el papel fundamental que tienen las mujeres indígenas en la lucha por el reconocimiento de sus derechos y emancipación de sus pueblos, sino que también simboliza el llamado a saldar una deuda pendiente con mujeres que históricamente han sido invisibilizadas, silenciadas y en muchas ocasiones omitidas de los archivos de la historia mexicana.

Las mujeres indígenas son símbolo de resistencia, pilares de sus comunidades y guardianas de memorias y saberes ancestrales. Son protectoras de la tierra y la cultura, además de lideresas en la defensa del medio ambiente y de la autonomía de los pueblos. 

Desde la lucha de las mujeres de Cherán, Michoacán, por el autogobierno y la defensa de sus territorios, hasta el papel protagónico de las mujeres dentro del movimiento zapatista, en Chiapas, su legado es innegable. 

Declarar 2025 como Año de la Mujer Indígena representa un momento protagónico en la exigencia de autonomía y reconocimiento que las mujeres de distintas comunidades han buscado con razón desde tiempos de la conquista. Sin embargo, no basta reconocer sus contribuciones desde la institucionalidad. 

En un México donde 78.3 por ciento de las mujeres hablantes de lenguas indígenas se encuentra en situación de pobreza (Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas; Inmujeres, 2024), es imperativo que existan políticas integrales que materialicen los discursos, si no se actúa, las mujeres de los pueblos originarios seguirán enfrentando discriminación, violencia y desigualdad.

Son estas agendas institucionales sin resultados tangibles las que generan entre las mujeres indígenas una sensación de desencanto, pues no logran trascender ni atender de manera efectiva las necesidades y reclamos de los pueblos originarios. 

Las demandas no son nuevas, son más bien históricas y sistemáticas: tierra, alimentación, salud, educación, vivienda, trabajo, seguridad, independencia, libertad, democracia, justicia, paz, y desde luego, dignidad. 

El Año de la Mujer Indígena no sólo debe ser el punto de partida que inserte en la discusión la necesidad de reconocer de una vez por todas la presencia y resistencia de las mujeres indígenas, sino aquel que dé lugar a transformaciones radicales que coloquen a las mujeres de todas las comunidades y pueblos originarios de México en el centro de la acción. 

El 2025 es de ellas, pero así debió serlo todos los años, así corresponde que sea el presente y el futuro: es momento de reivindicaciones históricas y de que sociedad y gobierno asuman el compromiso con la igualdad. 

POR MAGDA ZULEMA MOSRI GUTIÉRREZ
MAGISTRADA PRESIDENTA DE LA SEGUNDA SECCIÓN DE
LA SALA SUPERIOR Y DE LA COMISIÓN PARA LA IGUALDAD DE GÉNERO DEL TFJA
@Z_MOSRI

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