En 2011, mientras México atravesaba uno de los periodos más violentos de su historia reciente, se firmó un acuerdo que marcaría profundamente la relación entre el poder político y los medios de comunicación: el llamado “Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia”.
Detrás de ese título rimbombante se ocultaba, en realidad, un pacto de silencio entre el gobierno de Felipe Calderón —a través de su entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, hoy condenado en Estados Unidos por vínculos con el Cártel de Sinaloa— y más de 700 medios de comunicación que aceptaron callar.
¿El objetivo? Minimizar la tragedia, ocultar el horror, reducir el impacto mediático de los asesinatos y maquillar la crisis. Entre los compromisos asumidos estaban “dimensionar adecuadamente la información”, “no interferir en el combate a la delincuencia” o “no convertirse en voceros involuntarios del crimen organizado”. Un lenguaje ambiguo que sirvió como llave para manipular a conveniencia la narrativa oficial. El resultado fue devastador: se dejaron de contar cuerpos, se silenciaron las voces de miles de víctimas y sus familias. Se impuso el silencio.
Este acuerdo fue promovido por el empresario Claudio X. González a nombre de la Fundación Televisa, con el respaldo de las dos principales televisoras del país: Televisa y TV Azteca. No fue un acto de ética periodística. Fue una decisión política. Una forma de proteger una estrategia de seguridad fallida que sumió al país en una espiral de violencia y muerte.
Hoy, catorce años después, las cosas han cambiado. En el gobierno de la Cuarta Transformación no hay pactos de silencio, no hay censura, ni acuerdos en lo oscuro con los medios. Por el contrario: hay plena libertad de expresión, incluso para quienes eligen ejercerla sin responsabilidad.
Prueba de ello son las recientes campañas de desinformación: en tan solo cuatro días, se invirtieron más de 20 millones de pesos en noticias falsas, rumores y calumnias, para posicionar narrativas como las tendencias #NarcoPresidenta y #NarcoPresidente. Se ha intentado ensuciar un proceso legítimo, sembrando dudas, inventando cifras y acusando sin una sola prueba. Han enrarecido el ambiente, ignorando el dolor de las víctimas y traicionando la ética que debería acompañar a la libertad de expresión.
Y, sin embargo, en este gobierno esa libertad se respeta. Nadie ha sido censurado, nadie ha sido perseguido por lo que dice o publica. Pero eso no significa que debamos permanecer indiferentes. Frente a las campañas de odio y mentira, respondemos con una sola cosa: la verdad.
Hoy, México cuenta con un gobierno humanista, que ha comenzado a revertir la tendencia de los homicidios dolosos. Un gobierno que atiende la seguridad desde las causas: con programas sociales, con oportunidades, con presencia del Estado donde antes solo reinaba el abandono.
Frente a la desinformación, respondemos con datos verificables, con resultados palpables, con un compromiso profundo con la justicia y la dignidad. Porque como ha dicho la Presidenta Claudia Sheinbaum:
Nunca más verdad sin justicia. Nunca más justicia sin verdad.
POR CAMILA MARTÍNEZ GUTIÉRREZ
SECRETARIA DE COMUNICACIÓN, DIFUSIÓN Y PROPAGANDA DE MORENA
@SOYCAMMARTINEZ
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