Hay un tema que el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum no aborda: la colosal informalidad laboral. Ayer el Inegi dio a conocer los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), donde se observa que, al finalizar el año pasado, había 61.1 millones de personas económicamente activas en el país. La tasa de desocupación fue de únicamente 2.6 por ciento. Sin embargo, la tasa de informalidad laboral se mantiene extremadamente elevada, en 54.5 por ciento.
Más de 32.4 millones de mexicanos trabajan en la informalidad. Hasta el momento, el gobierno sólo ha salpicado las menciones y las políticas para resolver este grave problema.
En octubre pasado, la Ministra de Finanzas de India, Nirmala Sitharaman, visitó al secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, en lo que parecía ser un banderazo inicial para abordar el tema, dadas las grandes lecciones que tiene India para formalizar al sector informal. Pero nada ha surgido hasta ahora después de ese encuentro.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, también había hecho menciones sobre la gran informalidad laboral. Pero lo cierto es que el gobierno ha exhibido sus severas limitaciones al respecto.
Entretanto, se aproxima la Convención Bancaria de Nuevo Vallarta, y es previsible que el nuevo presidente de los banqueros, Emilio Romano, aborde como de costumbre el tema de la bancarización, que está íntimamente vinculado a la informalidad laboral, porque ésta última es un difícil cuello de botella para bancarizar en masa a la población.
Países como Brasil, con el que suele haber comparaciones comunes con México, exhiben tasas de informalidad laboral mucho menores a la mexicana, de alrededor de 44 por ciento. Incluso Argentina, que ha sufrido hiperinflación durante los gobiernos socialistas y ahora apenas se está recomponiendo, tampoco tiene tasas de informalidad tan grandes como la nuestra. Debe insistirse en que la condición de país desarrollado no la alcanzará México en tanto no aborde esta problemática y la corrija. No hay escapatoria, porque no existe país desarrollado con tanta informalidad laboral. No existe.
UNILEVER
Muy sorpresiva la despedida del CEO mundial de Unilever Hein Schumacher. El Consejo de Administración no toleró más el lento ritmo para conseguir un desempeño financiero adecuado. El nuevo CEO, el argentino Fernando Fernández, deberá corregir la velocidad y vigor de los resultados al mismo tiempo que materializa la salida a la bolsa de Ámsterdam de la división de helados Magnum. Complejo.
LILLY
La farmacéutica Lilly logró la aprobación de parte de la Cofepris de su Donanemab, que sirve para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer. La farmacéutica que encabeza Karla Alcázar Uribe va tras un mercado de 3.5 millones de personas en México que sufrirán demencia en 2050.
POR: CARLOS MOTA
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