Más allá del debate, más allá de las polémicas y las injusticias, la migración es un tema que está por encima de cualquier tendencia política, se trata de un fenómeno humano que es casi inherente a todos nosotros, de alguna u otra manera, generaciones más o generaciones menos, todos tenemos a algún familiar en nuestra línea sanguínea que ha sido migrante, ya sea por gusto o, en muchos casos, por necesidad.
Se trata de una de las actividades más primitivas que están totalmente relacionadas con el desarrollo y evolución de nuestra especie, desde el inicio, tuvimos que desplazarnos a otros lugares para sobrevivir, y esta idea al parecer tan antigua, es la que sigue vigente y explica mucho acerca de la migración hasta nuestros días, moverse para mantener la vida o buscar mejorarla.
Mucho se habla hoy en día de los beneficios que buscan los migrantes en otros países ajenos al suyo, pero ¿cuáles son los beneficios o perjuicios para los países receptores? Hoy, más que nunca, conviene analizar esta pregunta.
México, por ejemplo, ha sido un país que en muchas ocasiones ha abierto sus puertas a la migración. En Líbano, por ejemplo, hay una bandera mexicana izada al lado de una libanesa en agradecimiento a nuestro país por recibir a miles de migrantes a mitad del siglo XIX y que influyeron de manera importante en la cultura y economía mexicana. De igual manera, durante la dictadura de Franco en España, muchos nacionales de ese país fueron recibidos en México, uno de ellos posteriormente fundó el Colegio de México, uno de los centros de estudio más importantes del país.
Hablando de la Madre Patria, la economía española ha sido reconocida en los últimos años por su dinamismo en la zona europea y esto se debe, según los expertos, a una apertura del país en todo aspecto, particularmente a la migración.
En 2024, España registró un crecimiento económico del 3.2%, por encima del 1.1% francés y el 0.5 italiano. ¿La razón? Turistas y migrantes. 94 millones de turistas visitaron España en lo que representó un récord en los últimos años, además, se ha registrado el nivel más bajo de desempleo desde 2008 gracias a los trabajos tomados por migrantes de otras partes. De los 468,000 puestos de trabajo en España, 409,000 fueron ocupados por migrantes o personas con doble nacionalidad.
En Alemania, por poner otro ejemplo, se teme que el discurso anti migrante que gira en torno a las próximas elecciones, deje sin mano de obra a sectores clave de la economía.
El fenómeno migratorio parece estar en un eterno estira y afloja con los discursos políticos que buscan polarizar y en donde el único afectado es el plano económico y la vida diaria de los ciudadanos, tanto de los migrantes como de los residentes. En muchas ocasiones, las diásporas de migrantes parecen ni siquiera enterarse de lo que pasa en la política o su impacto en la economía, por responder a necesidades de supervivencia básicas.
No hay ninguna duda de que ni el más agresivo de los discursos va a poder frenar la migración, ni mucho menos tapar el tremendo impacto de los migrantes en los diferentes países receptores y, quien lo intente, va a quedar del lado equivocado de la historia (económica).
POR: AZUL ETCHEVERRY
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MAAZ