El Sistema Político Mexicano se desarrolló de manera equilibrada por la integración de un partido que logró unificar a la mayoría de las fuerzas armadas y civiles que participaron en la Revolución Mexicana; fue muy criticado, por ejemplo, Mario Vargas Llosa lo pretendió definir como “La Dictadura Perfecta”, sin considerar que durante este largo periodo de nuestra historia no hubo reelección y el Ejecutivo siempre se modificó constitucionalmente.
Por otra parte, el politólogo Giovanni Sartori fue quien, al estudiar este fenómeno social, lo consideró como “Partido Hegemónico”, explicando las características de un presidencialismo dominante.
Cuando el Presidente se alejó del Partido, como fue el caso de Ernesto Zedillo, se perdieron las elecciones presidenciales y el modelo político cambió radicalmente.
Se ha pensado que el Partido Hegemónico se vinculaba al poder del presidente en turno; sin embargo, no fue así, pues, a la muerte de Álvaro Obregón, el presidente Plutarco Elías Calles encargó al licenciado Emilio Portes Gil la presidencia interina del país, y el primer propósito que logró fue organizar y construir el Partido de la Revolución Mexicana, que le permitió a Calles mantener el poder a través de este instituto y ganar las elecciones con Pascual Ortiz Rubio, nombrar el interinato de Abelardo L. Rodríguez y volver a obtener el triunfo electoral con Lázaro Cárdenas. Esto nos permite formular la premisa de que el poder no radica en el Presidente, sino en el Partido Hegemónico.
Lázaro Cárdenas se liberó del maximato, no sin antes construir un andamiaje social y político que le permitiera obtener la mayoría del Congreso, de las gubernaturas y de las organizaciones sociales. Sustituyó en la dirigencia obrera oficial a Luis N. Morones por Vicente Lombardo Toledano y creó la Confederación Nacional Campesina con Graciano Sánchez.
Hoy en día —toda proporción guardada— se repite el fenómeno del Partido Hegemónico con Morena, cuyo cemento de cohesión se integró por el carisma del presidente López Obrador.
La presidenta Sheinbaum, hoy por hoy, no tiene el control directo de ese partido e inclusive se ha querido deslindar, lo cual representa un grave error político para definir con claridad su gobierno.
En efecto, ha dejado en manos del lopezobradorismo la reconstrucción, con la credencialización encabezada por Andrés López Beltrán, y ha permitido que sus principales alfiles en el Congreso de la Unión se manejen de manera cuasi-independiente, como es el caso del senador Adán Augusto López y el diputado Ricardo Monreal.
Frente a los graves problemas que enfrenta el país, con nuestra accidentada relación con el imperio, con el pronóstico económico de crecimiento que, según el Banco de México, este año será de menos de un dígito, es necesaria la unidad nacional y la unidad del gobierno, y esta sólo se puede lograr si la Presidenta asume a plenitud el poder político de la nación.
El Poder Hegemónico es el que detenta el poder.
POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA
MAAZ