Esta semana se celebró la Reunión de Embajadores y Cónsules (REC), un evento anual que congrega a los representantes diplomáticos de México en el extranjero. En esta ocasión, la reunión estuvo marcada por una creciente preocupación expresada por el canciller Juan Ramón de la Fuente respecto al futuro de millones de connacionales en Estados Unidos. Con la inminente toma de posesión del nuevo presidente estadounidense el próximo 20 de enero, se anticipa que los mexicanos en aquel país podrían requerir apoyo que trascienda el ámbito jurídico. Este escenario demanda que los servicios consulares en la Unión Americana estén a la altura del reto que se avecina.
Durante la REC también se presentaron las directrices del gobierno mexicano en diversas áreas, aunque persiste un desafío recurrente: la falta de un trabajo integral con la Secretaría de Economía. Esta colaboración resulta crucial para avanzar en la implementación de la nueva versión del Plan México, centrada en la sustitución de importaciones, el desarrollo regional y la atracción de Inversión Extranjera Directa (IED), con especial énfasis en el aprovechamiento del nearshoring.
En un contexto caracterizado por la amenaza de una posible guerra comercial derivada de la relación entre México y China, la REC podría haber servido como plataforma para establecer una cooperación más sólida entre la Cancillería y la Secretaría de Economía. Es fundamental contar con diplomáticos que, además de defender los derechos de los mexicanos en el extranjero, se conviertan en promotores efectivos de los intereses económicos del país en el marco del Plan México. La captación de IED vinculada a los corredores del bienestar y la creación de industrias propias solo serán posibles mediante alianzas internacionales con empresas y países que posean la tecnología y experiencia necesarias.
En este contexto, es urgente fortalecer la formación de los representantes diplomáticos. Instituciones como el Instituto Matías Romero y otros centros públicos pueden desempeñar un rol clave en la capacitación de los diplomáticos sobre temas como nearshoring, políticas industriales y atracción de inversiones. Son nichos de oportunidad indispensables para el posicionamiento de México en el escenario global.
En este tenor, es necesario destacar la labor del CIDE y su curso “Nearshoring y Política Industrial”, que reunió a expertos y participantes en un espacio de aprendizaje intensivo. A lo largo de seis sesiones y 12 horas, se abordaron temas esenciales para la economía de México, como el rol del Estado en el desarrollo regional, el marco legal del país y la urgencia de reformas estructurales. Asimismo, se exploraron la autosuficiencia energética, las lecciones de países como Japón y las estrategias necesarias para alinear una política industrial con las necesidades del desarrollo regional.
El curso también subrayó la importancia de redefinir los términos de intercambio comercial y de inversión con socios clave, como los miembros del T-MEC y economías asiáticas, lo que sería un paso significativo hacia la transformación económica de México.
En conclusión, la REC y el Plan México ofrecen una oportunidad única para consolidar las prioridades económicas y diplomáticas del país. Es imperativo que los esfuerzos de los representantes mexicanos en el extranjero se enfoquen tanto en la protección de los connacionales como en el fortalecimiento de los intereses económicos nacionales. Solo así podremos enfrentar con éxito los desafíos que plantea el entorno global y aprovechar las oportunidades que nos ofrece.
POR ADOLFO LABORDE
COLABORADOR
@ADOLFOLABORDE71
MAAZ