La pesista Amalia Pérez es la única deportista mexicana que ha ganado siete medallas paralímpicas compitiendo en una sola prueba, lo cual tiene un mérito enorme. La hazaña la consiguió el viernes 6 de septiembre cuando, a sus 51 años, en París 2024, levantó 130 kilos en la prueba de parapowerlifting para agenciarse un bronce que debemos sumar a las dos platas y a los cuatro oros, para un total de siete metales en siete Juegos Paralímpicos de manera consecutiva.
Es un legado difícil de superar y que podría seguir creciendo, si en Los Ángeles 2028 es capaz de obtener una presea más, pues ya dijo que no piensa retirarse y que estará en el nuevo ciclo paralímpico.
La historia de Amalia Pérez es digna de contarse una y otra vez. No sorprende el anuncio de que no se retira, ella es un ejemplo de tenacidad y lucha. Es una mujer que mide 1.40 metros de estatura y que ha tenido un pundonor enorme desde que era una niña que tuvo que aprender a vivir con un diagnóstico de artrogriposis congénita y distrofia muscular, pero a la vez tuvo la suerte de nacer en una familia que no maximizó su discapacidad y no la minimizó como ser humano.
Todo lo contrario, a Amalia se le exigió lo mismo que a sus 12 hermanos, con la salvedad de que ella estudiaba en la escuela de rehabilitación del DIF, donde tomaba clases de natación para darle movilidad a sus piernas. Durante un tiempo utilizó unos soportes metálicos y unos bastones ortopédicos con los que, incluso, jugaba futbol, basquetbol y atletismo, deporte en el que destacó en las pruebas de 100 y 400 metros, pero que abandonó, porque no tenía dinero para comprar la silla de ruedas especial que requería para competir.
Así fue como llegó al powerlifting o levantamiento de poder que la convirtió en la deportista reina que hoy todos conocemos. Comenzó cargando apenas 10 kilos y en sólo un mes de entrenamiento implantó una marca nacional, al levantar 75. Era 1991 y tenía 18 años de edad, cuando confirmó que la condición con la que nació no la dejaría postrada en una cama, como le hicieron saber los médicos.
Amalia Pérez está convencida de que su misión es enseñarle al mundo que las discapacidades no disminuyen a las personas ni les prohíben el éxito. Recién ganó bronce —un color que no conocía y que alguna vez dijo que no quería tener nunca—, tuvo palabras para la nueva generación de paralímpicos que debutaron en París: les pidió no rendirse, no decepcionarse si en esta ocasión no pudieron subir al podio y tener un compromiso inquebrantable consigo mismos, pero, sobre todo, con México.
También agradeció a los integrantes de su equipo multidisciplinario y toda la ayuda gubernamental que ha recibido. No dejó escapar la oportunidad de alzar la voz para pedir la urgente reestructuración que necesita el deporte mexicano.
POR BEATRIZ PEREYRA
COLABORADORA
@BEATRIZPEREYRA
MAAZ