Ventana Política

Una presidencia prestada

Esta nota podría ser de la toma de posesión de Claudia Sheinbaum el próximo 1 de octubre

Una presidencia prestada
Verónica Ortiz / Ventana Política / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

— “La nueva mandataria hizo historia al asumir como la primera presidenta del país, en reemplazo de su popular predecesor y con la promesa de continuar su legado, especialmente en la lucha contra la pobreza. En su primer discurso, la presidenta se deshizo en elogios para su antecesor y aseguró que su llegada consolidará la obra transformadora de su mentor, con quien ha tenido el privilegio de servir al país.”

Esta nota podría ser de la toma de posesión de Claudia Sheinbaum el próximo 1 de octubre. Sin embargo, corresponde a una publicación del 2 de enero de 2011, cuando Dilma Rousseff se convirtió en la primera presidenta de Brasil, relevando a su exjefe e ícono político, Luiz Inácio Lula da Silva.

Rousseff se formó políticamente con Lula, fue parte de su gabinete y luego fue elegida por éste para ser su sucesora. A lo largo de su mandato y hasta su destitución en 2016, Dilma no pudo sacudirse la sombra del popular y poderoso expresidente que siguió siendo el verdadero operador político en Brasil. La creciente presión por denuncias de corrupción que implicaban a ambos llevó a que Rousseff nombrara a Lula jefe de su gabinete en un intento de darle inmunidad. Finalmente, Dilma enfrentó un juicio político que acabó con su remoción. 

El caso de Dilma Rousseff ilustra los obstáculos que enfrentará la presidenta Claudia Sheinbaum. En primer lugar, su condición de mujer. Si bien en México ha habido grandes avances en términos de paridad de género en el ámbito público, la cultura machista sigue imperando. Y la sociedad mide con varas distintas el desempeño de hombres y mujeres. 

En segundo lugar, estará la dificultad para distinguirse de su mentor y jefe político. Al igual que Lula, López Obrador no parece tener intenciones de soltar el mando y ha hecho evidente quién toma las decisiones en el partido, en el programa de gobierno y hasta en el gabinete de Sheinbaum.

Qué otra razón explicaría la avalancha legislativa que concentra todo el poder en la figura presidencial, sometiendo al Legislativo y el Judicial, y eliminando los contrapesos democráticos, si no fuera para beneficiarse de ello. 

Es claro que el obradorismo llegó para quedarse y AMLO está dejando todo bien atado. Legisladores, secretarios, gobernadores, embajadores, opositores conversos, todos le deben sus cargos. Próximamente, jueces, magistrados y ministros serán pre-seleccionados por su partido antes de llegar a la elección popular. 

Sheinbaum corre el riesgo de asumir una presidencia prestada, de ejercer el poder de forma pero no de fondo. Tarde o temprano le cobrarán facturas y quizá tendrá que hacer uso de las nuevas facultades exclusivas, como la de otorgar amnistías por cualquier delito.  

Como el ave fénix, Lula de Silva regresó al poder en 2022, a los 77 años. No está claro si López Obrador está pensando heredar el cargo o volver él mismo. Después de todo, Morena y sus aliados tienen las mayorías necesarias para reformar la Constitución y permitir su reelección. Y en 2030 apenas tendrá 77 años.

POR VERÓNICA ORTIZ

COLABORADORA

@VERONICAORTIZO

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