La violencia que sacude a Culiacán ha llegado hasta las puertas del gobernador Rubén Rocha Moya, quien confirmó haber sido blanco de amenazas a través de redes sociales. Esto ocurre en medio de la creciente tensión tras varios enfrentamientos entre grupos armados y fuerzas militares en la capital sinaloense.
“Ha habido amenazas porque, a río revuelto, ganancia de pescador”, comentó Rocha, insinuando que los mensajes podrían venir tanto del crimen organizado como de actores políticos rivales, aunque sin asumir plenamente la responsabilidad de garantizar la seguridad a sus gobernados.
Desde el 9 de septiembre, la violencia no ha cesado en Sinaloa, provocando hasta hoy 37 asesinatos en Culiacán, Eldorado y Elota.
Los enfrentamientos entre grupos delictivos han tomado control de las calles en gran parte del estado.
A pesar de esto, Rocha insiste en que Sinaloa se encuentra en calma y ha pedido amablemente a las bandas criminales que resuelvan sus diferencias buscando otras "formas".
Sin importar lo que pase, el gobernador parece no reconocer plenamente lo que está padeciendo la población, que vive en alerta diaria por el miedo a ser atacada, bloqueada o tomada como rehén.
La estrategia de seguridad estatal no ha mostrado cambios significativos desde que Rocha asumió el cargo. Ha dejado todo en manos de la federación y no se han incrementado los elementos policiales estatales ni se cuenta con las herramientas necesarias para brindar atención inmediata a la población en medio de esta crisis.
El secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval González, durante una conferencia en Mazatlán en abril de este año, aseguró que en Sinaloa hay un déficit del 40% de elementos de la Policía Estatal y Municipal. Detalló que en el estado hay 791 policías estatales y tres mil 840 municipales, cuando, según estándares internacionales, la cifra debería ser de ocho mil 475 efectivos por cada 100 mil habitantes.
Pese a todo y a la escalada de violencia, Rocha Moya asegura que el estado cuenta con el personal suficiente para enfrentar la situación. Aunque las amenazas persisten, se mantiene firme: Culiacán no se convertirá en campo de batalla, ni él cederá ante la intimidación.
¿Acaso no se ha dado cuenta de que Sinaloa ya es un campo de batalla?
Nos vemos a las 8 por el 8
POR SOFÍA GARCÍA
COLABORADORA
@SOFIGARCIAMX
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