La Nao de China

El plan México y su impacto en China y Japón

Dejando a un lado a China por cuestiones geopolíticas, existen alternativas como las empresas japonesas, que son altamente competitivas en los sectores donde se ha planteado la sustitución de importaciones

El plan México y su impacto en China y Japón
Adolfo Laborde / La Nao de China / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

El sábado pasado se llevó a cabo en San Luis Potosí el evento denominado 'Balance económico sobre desarrollo industrial y T-MEC' donde, en el marco de las giras presidenciales (López Obrador-Sheinbaum) distintos funcionarios, actuales y entrantes, del Gobierno Federal, definieron en qué consiste la nueva economía moral del país que, de alguna manera, está íntimamente relacionada con el llamado nuevo humanismo mexicano.

El evento, pienso, se dio como respuesta al discurso anti-mexicano en varios frentes (migración, economía, encadenamientos productivos e inversión) que pronunció Donald Trump, hoy nuevamente candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, al final de la convención republicana.

Además de cerrar filas ante las declaraciones incendiarias de Trump, se definió el camino que la nueva diplomacia económica y política industrial que tomará el país, concentrada en continuar basando nuestro crecimiento a través del comercio exterior y captación de inversión extranjera procedente de Norteamérica, es decir, se prepara el terreno para desacoplar a China de las cadenas de valor de la región y sustituirlas con las propias

Sobre este punto, si bien es cierto que la estrategia para desviar el comercio con China y sustituir lo que se le compra a ese país es un planteamiento lógico, aún no se plantea cómo México logrará reducir el 19.6% del total de sus importaciones provenientes del gigante asiático o el 16.5% de los Estados Unidos, o bien, el 13.5% de las de Canadá (SE, 2024).

Este cambio de la composición del comercio exterior de Norteamérica (importaciones) especialmente el del caso de México, representa un reto mayúsculo debido a que la vocación o experiencia en los sectores donde según la Secretaría de Economía se podrían producir o desarrollar nuevas capacidades como la industria textil, productos metálicos, muebles y calzado o reducir la dependencia en máquinas de procesamiento de datos, aparatos de telecomunicaciones y circuitos integrados, requiere de un gran esfuerzo en materia de política industrial para desarrollar polos de desarrollo capaces de primero, establecer todos los elementos necesarios para producir en el país con niveles de calidad y altos estándares internacionales.

Por lo pronto, en el corto plazo parece muy difícil crear dichas industrias o sectores o hacer más competitivas las que ya existen.
Una solución podría ser la coinversión entre empresas mexicanas y extranjeras en esquemas público-privados o privados-privados para acelerar el proceso de creación y desarrollo en las áreas estratégicas descritas anteriormente. De optarse por esta alternativa, ya se tendría que perfilar la estrategia de búsqueda de dichos socios en el extranjero.

En este contexto y dejando a un lado a China por cuestiones geopolíticas, existen alternativas como las empresas japonesas, que son altamente competitivas en los sectores donde se ha planteado la sustitución de importaciones. Además, existe un Acuerdo de Asociación Económica entre México y Japón (AAEMJ) que data del año 2005 que contempla esto y además fungiría como paraguas para garantizar la viabilidad de la inversión y aterrizaje de la misma en nuestro país. De hecho, las reuniones que anualmente se llevan a cabo entre el Consejo Mexicano de Comercio Exterior de México (COMCE) y la Federación de Negocios de Japón (Keidanren) facilitarían dicha tarea. 

POR ADOLFO LABORDE

EEZ

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