Columna Invitada

El poder, bajo el nuevo pensamiento

Dentro de todas estas posibilidades existe una que es sumamente especial, se trata de la revisión y firma del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC)

El poder, bajo el nuevo pensamiento
Sara Morgan / Columna Invitada / El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Podría darse el caso de que el presidente Biden deje la candidatura y la entregue a una mujer con amplias posibilidades de encabezar el país más poderoso del mundo. Bajo este contexto, podríamos observar una tendencia muy diferente en el continente americano, lo que puede ser posible bajo la perspectiva femenina. Particularmente me parece que las cuestiones de género son irrelevantes, frente a la importancia que tienen la inteligencia y la capacidad de hacer o gestionar los cargos que direccionan un país, sin embargo, no hay que perder de vista que hay dos factores, que explican en la mayoría de los casos el extraordinario desempeño de las mujeres al llegar a las posiciones más altas, de cualquier Nación. La primera: es que ha costado tanto llegar a posiciones de poder; que la mayoría de las dirigentes, tiene concentración, compromiso y voluntad pura. La segunda es que la toma de decisiones inteligentes, parten de una forma de vida construida a través de redes crecimiento sostenidas en valores, que se reproducen en su forma de entender la dirección. Seguramente se que hay algunas que valen del poder de forma prepotente, pero eso, solamente, indica que en realidad dicho liderazgo femenino es una copia del liderazgo mayoritariamente masculino. 

Por ello, la coincidencia de dos mujeres, por primera vez gobernando tanto Estados Unidos como México, podría tener connotaciones interesantes, en la próxima relación México con Estados Unidos, pues lo anterior pondrá a prueba el carácter la visión y la estrategia que puede demostrar que los cambios son posibles en unidad. 

Dentro de todas estas posibilidades existe una que es sumamente especial, se trata de la revisión y firma del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Lo que probablemente se centraría el Fomento del Cumplimiento Estricto de los compromisos del T-MEC, especialmente en áreas de trabajo y medio ambiente que son vulnerados de forma transversal por la violencia y producción de narcóticos que han deteriorado el estilo de vida americano. México está obligados a tener mejores controles en todos los aspectos de seguridad nacional, ambientales, laborales y migratorios, pues de las supervisiones que muy probablemente se puedan insertar en los capítulos del tratado tenderán a solicitar la observación plena sincronizada a los estándares implementados en Estados Unidos y Canadá. Lo que será el parámetro sobre el que nuestro país tendrá que construir sus regulaciones. En cuanto a los Mecanismos de Solución de Controversias, durante la revisión del tratado se tendrán que fortalecer y utilizar, los mismos, para resolver disputas comerciales de manera justa y eficiente, así que la mejora de los centros de conciliación laboral locales, es un riesgo, pues suelen ser deficientes, al poseer perfiles de trabajadores inadecuados. 

Dentro del área de competencias la implementación de programas que mejoren la capacitación y las oportunidades laborales, recaerá, en principio, en manos de particulares, hasta en tanto, se renueve la concepción de aprendizaje que requiere nuestro país.

El enfoque de Michelle Obama hacia el T-MEC probablemente se centraría en maximizar los beneficios del acuerdo para todos los países miembros, promoviendo la erradicación de todos aquellos productos legales que tengan una relación directa o indirecta con la violencia; y respecto a los narcóticos debemos esperar una política sumamente estricta como la llevada a cabo durante el gobierno de Obama.

La sostenibilidad y la cooperación a largo plazo serán los ejes que seguramente se plasmarán dentro de las nuevas relaciones con nuestro país. Ahora bien, imaginar a Michelle Obama y Claudia Sheinbaum como presidentas podría ser una perspectiva interesante, considerando sus trayectorias y estilos de liderazgo únicos, pero sin olvidar, que nuestro país tiene que atender de forma urgente la recomposición de nuestra sociedad que ha quedado dividida y sumamente resentida, pues hoy, entre unos y otros no existen coincidencias. Por lo que la principal labor de la virtual presidenta será transmutar la ira, en un compromiso colectivo hacia la paz y la reconciliación. Lo que no será fácil, pero será el único camino, para que no se creen heridas insalvables que rompan lo más valioso de este país, su gente. 

Pero si llega Trump, seguramente los aspectos migratorios y de narcotráfico, serán el pilar de la estructura de gobierno que encabece. En ese sentido el T-MEC, tendrá la imposición de aranceles solamente hacia México de productos que, desde la perspectiva de cierta parte de la sociedad americana segregacionista, afectan su comercio y empleos, poco importará la sociedad mexicana y por supuesto, se enaltecerá la supremacía americana.

Veremos si las coincidencias se tornan favorables y por primera vez en la historia del norte del continente americano, el poder se ejerce bien, de forma constructiva y se conquista por una o varias miradas de mujer.

POR SARA MORGAN
@MORGANSAREL
CONSULTORA LABORAL
DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB

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