Jane Lasonder nació en Inglaterra y vivió una infancia marcada por abuso sexual, maltrato psicológico y esclavitud moderna. Fue víctima de Trata de Personas en un país del primer mundo; iba a la escuela, llegaba a la sala de urgencias para ser atendida de lesiones como fractura craneal o un brazo roto; miraba a los demás con ansias de ser rescatada pero las palabras no salían de su boca porque sus tratantes la tenían amenazada: si revelaba los abusos, la cortarían en pedazos.
¿Cómo es que nadie se dio cuenta de que algo estaba mal con ella? Ni sus maestras, ni el personal médico o algún vecino se podían imaginar. La estimación del Consejo Ciudadano de la CDMX, que atiende 24/7 la Línea Nacional contra la Trata de Personas (LNCTP) 800 5533 00, respecto a la cifra negra al respecto es de 99%. Quizá eso explica su presencia en el top 3 de negocios criminales más lucrativos a nivel global: muy pocas personas pueden detectarla, ya sea como víctimas o como testigos.
La historia de Jane creó un pesado silencio en la sala de la sede de ONU Viena, donde la semana pasada se llevaron a cabo los Diálogos Constructivos convocados por la Oficina vs la Droga y el Delito. Minutos después, Salvador Guerrero Chiprés compartió con un centenar de representantes de la sociedad civil de los cinco continentes y delegados de Naciones Unidas, los hallazgos del Consejo que preside y fue la única institución latinoamericana invitada como panelista.
Dos de cada tres víctimas en nuestro país son niñas de entre 7 y 17 años, además reclutadas en su propia familia con fines de prostitución ajena y otras formas de explotación sexual, trabajo o servicio forzado y mendicidad forzosa, de acuerdo a los datos de la LNCTP.
Esas niñas nos miran todos los días como la sobreviviente Jane lo hacía hace 50 años en Londres; nos miran en la calle, en la escuela, en los paradisíacos destinos turísticos de nuestras playas o los centros nocturnos donde la diversión llega a encubrir abusos inimaginables. Como la Trata de Personas.
Victoria Ibiwoye, de One African Child Foundation con actividad en Nigeria y Kenia, nos recordó a todas y todos los asistentes la dificultad de imaginar lo desconocido. Ahí radica la importancia de impulsar potentes campañas de prevención que potencien el alcance del activismo y los mecanismos de auxilio frente a este y todos los delitos. No podemos voltear la mirada hacia otro lado; no debemos.
POR MARÍA ELENA ESPARZA GUEVARA
@MAELENAESPARZA
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