Esta semana va a ser muy importante en términos de decisiones y definiciones, no solo por lo que se refiere a la controversia que se ha generado por la renovación de la Dirigencia Nacional del Partido Revolucionario Institucional, sino porque habrá que continuar preparándose para enfrentar el curso que vaya tomando la sobre representación de Morena y sus aliados en el Congreso de la Unión.
Ambos temas son consecuencia de los resultados de la pasada elección del 2 de junio. Además, son de carácter político estratégico, ya que por un lado la sobre representación pone en riesgo los destinos de nuestro país, y por el otro la intención de reelegirse de Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”, pone en riesgo la sobrevivencia del histórico partido de la cultura mexicana.
En los próximos días seguiremos viendo a distintas corrientes priistas intentando confirmar la impugnación y nulificar la Asamblea del 7 de junio, y la no reelección desde el punto de vista estatutario del PRI.
Desafortunadamente el interés y la atención de Alito no está en evitar que de manera ilegitima Andrés Manuel López Obrador y su 4T consigan dicha sobre representación, ya que solo obtuvieron el 55% de los votos. Sin embargo quieren el 75% de la representación del Congreso. Es decir, a toda costa conseguir una mayoría calificada que la ciudadania no les otorgó con su voto.
La ausencia de Alito en este tema tan importante para el país da la impresión de que muy a su estilo, ya pacto con Andrés Manuel López Obrador entregar los votos del PRI para completar su mayoría calificada. De otra manera no se entiende la desesperación y urgencia de Alito por llevar a cabo de manera ilegal, una Asamblea y un proceso de modificación de estatutos para reelegirse por 8 años más en la Dirigencia Nacional del PRI, levantando una cortina de humo para distraer la atención de lo verdaderamente importante para nuestro país.
Las definiciones que se darán en los próximos días son muy importantes ya que según el documento de Convocatoria publicado por la Comisión de Procesos Internos del PRI señalan que la fecha del registro de aspirantes es el 22 de julio y el periodo de proselitismo será del 24 de julio al 10 de agosto, para llevar a cabo la elección el día 11 de agosto.
Sin embargo Alito con estas acciones no solo va a lograr la condena del INE y la del Tribunal con la anulación de la Asamblea que echa abajo la reforma estatutaria para su reelección. Asimismo, ha conseguido algo políticamente mucho mas grave, la condena generalizada de militantes y simpatizantes priistas, además del rechazo de todos los sectores de la sociedad y de la opinión pública por el agandalle con el que se conduce apoyado únicamente por una pandilla de incondicionales que no representa más allá de 20 a 25 personas por Estado de la República y que son los mismos que ocupan los Comités Directivos Estatales y Municipales que al particular estilo de Alito se repartieron y usufructuaron las candidaturas locales. Quienes por cierto demostraron en el territorio ser unos completos perdedores, ya que no lograron ganar ningún Municipio. A pesar de ello varios se quedaron con las Plurinominales y las Regidurías.
Este grupúsculo no va más allá de mil personas, más los acarreados que acudieron el pasado 7 de julio al Pepsi-Center con quienes llevó a cabo la votación de la Asamblea para modificar los Estatutos del PRI, que según presume fue de más de 3 mil personas. En contraste, están los múltiples testimonios y expresiones de protesta que se han venido generando desde los Consejos Políticos Estatales y Municipales que no fueron tomados en cuenta por parte de la Dirigencia Nacional.
Pese a todo lo anterior, seguramente Alito y Carolina Viggiano serán la única formula que se registre para ocupar la Presidencia y la Secretaría General del Comite Directivo Nacional del PRI para el periodo 2024-2028, y probablemente alguna otra para “legitimar” el proceso, y continuar con la farsa. De la misma manera como lo hizo con Lorena Piñón en el proceso del 2019.
A partir de la próxima semana los movimientos que se han expresado en contra de las acciones arbitrarias del Dirigente Nacional del PRI deberán intensificar los argumentos y fundamentos jurídicos que dan sustento legal a la impugnación para invalidar el proceso de cambio estatutario y la reelección del Comite Directivo Nacional del PRI. Esto echa por tierra el castillo de naipes que representa Alito Moreno y su pandilla.
En otro orden de ideas, independientemente de no perder el foco del cumplimiento de la Ley en el proceso de renovación de la Dirigencia Nacional del PRI, de las intenciones de Alito y su camarilla, y del trabajo sucio que le esta realizando a López Obrador para distraer la atención en cuanto a la sobre representación en el Congreso, se debe pensar estratégicamente que va a suceder después del 12 de agosto.
Se trata del abordaje inmediato de un conjunto de tareas pendientes que se tienen que considerar para la Refundación del PRI, si es que se aspira a ser un partido político competitivo de cara al 2027, de lo cual no se esta hablando. Porque no se trata únicamente de la renovación de la Dirigencia Nacional del PRI, no es un asunto de “quítate tú para que llegue yo”, o de que Alito se vaya para que llegue ¿quien?
Lo trascendental es que se requiere: Primero, tener un Proyecto de Refundación, porque sin proyecto no hay forma de arreglar el partido; Segundo, un Programa de Recuperación del partido para que se encuentre en condiciones de competitividad en el 2027; Tercero, elaborar los Compromisos de Campaña de la nueva Dirigencia; Cuarto, un Proceso de Formación de Nuevos Liderazgos.
Finalmente, un conjunto de Proyectos Estratégicos que sean las puntas de lanza de un PRI moderno, y eso tiene que ver con Proyectos de Apoyo Económico para las Mujeres. Proyectos de Inclusión para los Jóvenes. Un Programa de Reducción de la Desigualdad y Fomento de la Movilidad Social, y un Programa que aproveche e involucre el talento de la sociedad mexicana por la vía de su organización (de los cuales les comentare más ampliamente en mis próximos artículos).
Estos, deben ser los cuatro ejes principales del nuevo trabajo político del Partido Revolucionario Institucional. Porque apoyar el empoderamiento económico de las mujeres es representar a la mitad del electorado (género). Porque incluir las inquietudes, causas, expectativas e intereses de los diferentes segmentos de jóvenes es representar a la otra mitad del electorado (por grupo de edades). Porque la reducción de la desigualdad social tiene que ver con atender de manera estructural la pobreza. Y porque convocar al talento de la sociedad tiene que ver con representar verdaderamente a las clases medias.
Si el PRI entiende, atiende y desarrolla estos cuatro ejes, podrá entonces recuperar la confianza de la sociedad. Si el PRI toma acciones innovando su organización tomando en cuenta a los ciudadanos a través de un Proyecto Estratégico de Refundación, el PRI volverá a ser un partido competitivo hacia el 2027.
Y no es pregunta.
POR MARTHA GUTIÉRREZ
Vocal del Consejo Directivo Del Instituto de Política y Gobernanza, A. C.
@MarthaGtz
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