Es domingo, levántate, es el gran día. Frente al espejo está un ciudadano. Ese personaje histórico, político y social que no sólo es un nombre en la lista nominal de electores.
Eres mucho más que eso, representas la esencia de la democracia, eres el coco de los tiranos, terror de los corruptos y azote de los demagogos.
Vístete como quieras, como más te acomode, como te sientas bien. Empodérate. Ve a tu casilla y vota. Ejerce ese derecho que le costó a nuestro país y a muchas generaciones de compatriotas sangre, sudor y lágrimas; para que este día de junio, votes de manera libre, directa y secreta.
Estás frente a las urnas, tienes las boletas en la mano. ¡Vota por quién quieras! ¡Vota como quieras! Vota por quién te convenció, por lo que quieres que continúe, por lo que quieras que cambie.
Es tu derecho, es tu deber ciudadano. Todos debemos contribuir a que este día sea una fiesta de la democracia, nos lo merecemos, lo hemos ganado.
Claro que hay riesgos, la vida es un riesgo, la democracia siempre ha estado y estará bajo asecho, pero la mejor manera de protegerla, de cuidarla, es votando. Que sea una jornada pacífica en que las autoridades hagan su trabajo, para eso están.
Por supuesto que los malosos querrán hacer de las suyas, pero si muchos votamos, si vencemos el miedo y no hacemos caso a los rumores, no podrán hacer nada. Si hay irregularidades que se corrijan, si hay tramposos que se capturen, si hay delitos que se sancionen con todo el rigor de la ley. Sea quien sea, que no haya impunidad.
Después de votar, cuando recojas tu credencial y apliquen en el pulgar la tinta indeleble, con una mirada, con alguna sonrisa, felicita a los funcionarios de casilla, son tus vecinos, los conoces, son el gran Ejército ciudadano; las mujeres y hombres a quien confiamos nuestros votos, porque sabemos que no fallarán.
Al final del día, que la mayoría decida. Cuando se consoliden las tendencias. Dignidad en la derrota, humildad en la victoria. En democracia nadie pierde o gana todo. En el país hay pluralidad y seguirá siendo plural.
¿Y mañana? ¿Qué pasará el día después? La vida sigue. Levantarse tempano, llevar los hijos al colegio, correr para llegar al trabajo, a batallar con el tránsito, tal vez la contingencia ambiental siga y tu auto no circule. Pagar las cuentas y los servicios, conocer de los problemas familiares, los chismes de la oficina, comentar los resultados electorales.
Que la cotidianidad no te abrume. Que no se olvide: eres un ciudadano, lo dice tu credencial de elector y, sobre todo, tu conciencia. Gane quien gane, hombre o mujer, del partido que sea, estará en el poder por tu decisión.
Eso pienso yo, ¿usted qué opina?
La política es de bronce y de ciudadanos.
POR ONEL ORTIZ FRAGOSO
ANALISTA POLÍTICO
@ONELORTIZ
MAAZ