Desde afuera

Retórica fácil, realidad complicada

La realidad es que la creciente integración socio-económica lleva a una relación interméstica, donde lo que ocurre en un país tiene impacto en el otro

Retórica fácil, realidad complicada
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Cuando Roberto Velasco, jefe de la Unidad para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores, dijo que algunos  sectores en EU promueven una política intervencionista en México y advirtió de sus implicaciones en la actual campaña electoral en desarrollo en Estados Unidos.

Tiene razón, pero en cierta forma se quedó corto.

La realidad es que la creciente integración socio-económica lleva a una relación interméstica, donde lo que ocurre en un país tiene impacto en el otro. 

Esa interacción impone condicionamientos brutales a las dos naciones: más de 600 mil millones de dólares de comercio, más de 35 millones de mexico-estadounidenses, más de 10 millones de mexicanos residentes en Estados Unidos y más de dos millones de estadounidenses que radican en México la mayoría del año.

La problemática de la frontera entre los dos países, significada por migración y narcotráfico, es considerada como el principal tema de la campaña electoral ya en desarrollo en Estados Unidos, donde 75 por ciento considera que es un problema serio o una crisis.

En ese marco, no es sorprendente que legisladores republicanos con más músculo que cerebro se sientan obligados a proponer incursiones militares en México para combatir a los narcotraficantes, además del tratar de ejercer un control mayor de la frontera para limitar la entrada de indocumentados y más bien, de peticionarios de asilo.

Hay razones por las que los estadounidenses deberían apoyar los esfuerzos mexicanos contra el tráfico de drogas y para enfrentar las corrientes de migración; pero también hay puntos propios para que México atienda las preocupaciones de EU.

La actividad de los cárteles de la droga es un problema serio uno que, de acuerdo con algunas fuentes, afecta a 40 por ciento del país, complica la vida en las rutas de la droga y en las ciudades fronterizas. 

Pero, sobre todo, sus disputas por territorios crean un ambiente de violencia y de incertidumbre en México, que las autoridades no parecen capaces de controlar.

Igual puede decirse de la epidemia de masacres por personas desquiciadas con acceso a armas de fuego y las muertes por adicción  en Estados Unidos.

En cierta forma, esos problemas tienen vínculos entre sí. Las armas producidas en EU llegan a México ilegalmente, más frecuentemente para armar a los cárteles de la droga que las usan para tratar de eliminar adversarios y establecer control sobre regiones donde desarrollan sus actividades, encaminadas a enviar drogas al enorme mercado consumidor de Estados Unidos.

Desde el lado estadounidense, en plena campaña electoral, resulta fácil hablar de intervenciones, sin considerar los posibles efectos secundarios en un país políticamente polarizado y, sobre todo, con una frontera de tres mil kilómetros de largo.

En México se desarrolla también una campaña electoral, y hay una evidente preocupación por la retórica de su vecino.

POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 

@CARRENOJOSE

MAAZ

 

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