La única certidumbre que tenemos hacia el inicio de 2025 es la actitud xenófoba y violenta que ha anunciado el presidente Trump contra nuestro país; frente a estos indubitables hechos tenemos que construir una estrategia, que no sólo corresponde al gobierno, sino a todos los factores del Poder de la República. Para ello, es urgente entender lo que enfrentamos, conocer nuestra situación geopolítica y nuestra historia.
La presidenta Sheinbaum ya convocó a esta unidad, pero se requiere mucho más, el hilo fino de la negociación con la Iniciativa Privada, los partidos de oposición y las propias fuerzas que integran al grupo gobernante.
Lo primero que se debe hacer es eliminar la soberbia que le confiere a la Presidenta el mando político en todos los poderes, el Congreso, el Poder Judicial, probablemente, y los Ejecutivos locales. Sin embargo, México es mucho más que eso, por lo cual, más allá de nuestras diferencias, que son serias y profundas, tenemos que entender que debe de existir la unidad nacional frente a la agresión externa.
Por su parte, la oposición también debe asumirlo, la polarización, el lenguaje de odio, que hasta hoy hemos mantenido, deben de desaparecer. La oposición política debe entender que vivimos momentos fundamentales hacia el futuro de la nación.
Por otra parte, cuando un partido se convierte en hegemónico, sus componentes suelen chocar entre sí por la ambición personal y el afán de sobresalir. Más allá de las vanidades, aquellos que fueron precandidatos de Morena deben de olvidar sus personales ambiciones y su afán protagónico, para sumarse solidariamente en torno del Ejecutivo federal.
En efecto, en Morena existen diferentes corrientes que no han logrado sanar las heridas que produjo la candidatura de Claudia Sheinbaum. Los precandidatos anteriores siguen manteniendo una actitud de ambición política que se refleja claramente en su participación pública. Me refiero específicamente a Marcelo Ebrard, a Ricardo Monreal y a Adán Augusto López, quienes en este momento crucial para nuestro destino, deben olvidar sus rencillas personales, su egocentrismo y sus ambiciones.
Viviéremos momentos de agresiones graves que tienen que ver con la migración, lo que apunta a desembocar en una crisis humanitaria debido a la probable deportación de cientos de miles de mexicanos y no mexicanos, que seguramente van a colapsar los estados fronterizos.
La amenaza de intervenir militarmente en contra del crimen organizado debe detenerse. Es por ello que las últimas semanas se han aprehendido más de cinco mil delincuentes generadores de violencia, y recientemente se dio el golpe más intenso contra los productores de fentanilo en Sinaloa.
En cuanto a la revisión del T-MEC la amenaza de los aranceles que supuestamente se aumentaran en 25% es un tema que afectará también en forma directa la economía norteamericana; no olvidemos que esta fue una de las propuestas aprobadas por una mayoría de los electores que llevaron al Partido Republicano al poder a partir del próximo 20 de enero.
No es un tema menor el que enfrentaremos y tenemos la obligación de entender que se está jugando el destino nacional.
Se requiere tolerancia, patriotismo y, sobre todo, capacidad de convocatoria a la solidaridad nacional.
Se equivocan en la oposición quienes piensan que Trump es un contrapeso a la Cuarta Transformación, más que eso, es una amenaza a las instituciones fundamentales del Estado mexicano.
Unidad nacional, sí, pero con humildad, con inteligencia, con solidaridad colectiva y con entendimiento claro de la historia y de la geopolítica.
POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA
MAAZ