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Fuego contra fuego

Apenas la semana pasada, el primer presidente con cargos criminales en la historia de los Estados Unidos, volvió a amenazar en su discurso con designar como grupos terroristas

Fuego contra fuego
Azul Etcheverry / Claraboya / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Apenas la semana pasada, el primer presidente con cargos criminales en la historia de los Estados Unidos, volvió a amenazar en su discurso con designar como grupos terroristas a los carteles de la droga en México. Como muchas de sus polémicas propuestas, esta en particular hace que se enciendan las alarmas tanto del lado estadounidense como del mexicano, poniendo sobre la mesa nada más y nada menos que el tema de la soberanía en la relación bilateral. Si bien en los últimos años han existido encuentros y desencuentros entre los dos países, nunca hemos hablado de algo tan delicado como una injerencia explícita de un país en otro.

Días después, nuestra presidenta respondió con firmeza que nuestro país es independiente, que con la soberanía no se juega y que no aceptamos injerencias extranjeras. Puntualizando que hay una coordinación y una cooperación pero ninguna subordinación.

Como referencia inmediata, recordemos el Plan Colombia del ex presidente Bill Clinton en el año 2000, que si bien es cierto que ayudó a cortar las entrañas de las organizaciones criminales y las mermó de la manera importante, no pudo acabar con el problema del tráfico de droga trajo consigo además diversas violaciones a derechos humanos.

Aunque para los ignorantes de las relaciones internacionales, en específico de la dinámica relación bilateral entre México y Estados Unidos, esta posibilidad sea digna de aplausos, la realidad es que debe causar más preocupación que gusto. En primer lugar, como lo ha demostrado la propia historia nacional, la militarización para resolver el problema de las drogas no es la mejor solución, como ya lo vimos, es demasiada sangre a cambio de cierto orden que al final resulta fácil de perder nuevamente.

En segundo, el daño colateral puede ser incalculable, ya hemos visto cómo se comporta Estados Unidos con los países con los que considera tienen grupos terroristas en su territorio: sería una mancha en la imagen del país que puede conllevar no solo bloqueos económicos por parte del vecino país, sino de sus aliados. Nos guste o no, la realidad es que ellos son nuestro primer socio comercial y si ellos hablan bien de nosotros, nos hace amigos de sus amigos.

Sin embargo, en caso de concretarse, México tiene la oportunidad de poner un revés a la decisión con inteligencia y diplomacia, como lo ha venido haciendo, el contra argumento apunta al tráfico de armas de Estados Unidos hacia México, incluso interponiendo un par de demandas civiles contra casas de armas en el vecino país. Ahora, si se designa a los cárteles como organizaciones criminales, siendo congruentes con esta idea, se debe presionar para que los vendedores de armas sean tratados con la misma etiqueta y todo el peso de ley caiga sobre ellos y que golpee con fuerza una industria que deja mucho dinero en ese país.

Esperemos que, como muchas otros elementos en su discurso, se trate solo de un amague, el ambiente en el que fue hecha la declaración, una reunión ultra derechista en Arizona, apunta a que tuvo tintes políticos, sin embargo, México debe estar muy alerta para saber combatir fuego contra fuego a través de la diplomacia de alto nivel que lo ha distinguido durante años, que permitió la supervivencia del estado mexicano y que ha mantenido a Estados Unidos, en más de una ocasión, a la raya.

POR: AZUL ETCHEVERRY

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@AZULETCHEVERRY

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