Malos modos

El Tercer Piso de la 4T

El Doctor Patán descubre con emoción que el compañero Noroña va muy en serio con sus aspiraciones presidenciales, ese cargo “grandecito”

El Tercer Piso de la 4T
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El Doctor Patán descubre con emoción que el compañero Noroña va muy en serio con sus aspiraciones presidenciales, ese cargo “grandecito” al que hace ya rato anunció que aspiraría.

Vaya que va en serio: lanzó y hasta registró la marca, bajo la etiqueta “Noroña es pueblo”. Bien ahí.

México necesita dejarse de mediocridades y voltear a la izquierda de la de a de veras, sin medias tintas. A Cuba. A Venezuela.
No sabemos si a Corea del Norte, en congruencia con el partido al que pertenece, el PT, que ha hablado muy bonito de Kim Jong-Un.

¿Se lo imaginan? Quiero decir, ¿se imaginan ese sexenio? Yo, sí.

Me imagino al compañero, por ejemplo, en el acto de disfrutar por fin de una Volvo XC-90 sin que le den baje con las llantas, gracias a la protección del pueblo uniformado. No sería un lujo.

Sería, por el contrario, un instrumento de trabajo, para ir de pueblito en pueblito, en un peregrinar de escuela obradorista, para llevar, sí, tuberías, agua potable y Rotoplas, pero sobre todo, para llevar la palabra del cambio.

Un poco como lo hiciera el Doctor Monreal con los helicópteros, para que me entiendan.

Me lo imagino también en el acto de honrar la tradición obradorista de usar vuelos comerciales para moverse de ciudad en ciudad, de preferencia en la salida de emergencia para estirar las piernas (el compañero Noroña es alto), pero sin negarse el momento íntimo de la sala VIP de American Exprés. Faltaría ver cómo metes ahí a todo el equipo de seguridad, claro, pero hombre: todo se puede cuando se sirve a los más necesitados.

Quiero pensar que no se negaría alguna visita a Las Vegas, aunque si el movimiento trumpiano extiende sus fueros la cosa puede complicarse. Con todo, el espectáculo sería único.

Hoy, mandas petróleo a Nicaragua, te echas unas manitas de Scrabble con Nico Maduro, subes la selfie con Lavrov y recibes a unos médicos cubanos a razón de 27 millones de dólares el semestre, directos a la oficina de Díaz-Canel.

Mañana, te relajas con unas manitas, pero de blackjack, unos pelotazos a la ruleta o el campanilleo emocionante y simpático de las máquinas tragamonedas.

Es la manera de la nueva izquierda. Se sabe.

Sobre todo, cambiarían los modos.

O sea, ahí seguirían las guayaberas y las camisas de hilo de la escuela impuesta por el ex Quinto Presidente más Popular del Mundo, pero acompañados por menos tlayudas y abrazos, y por más “Te voy a romper tu madre” y “Señora: es usted una majadera y aguántese, porque dijo que quería igualdad de género”.

En otras palabras, el Cambio encontraría con él un estilo bronco, sin cubrebocas y con olor a barricada, a resistencia civil bajo la forma de no pagar impuesto por un Boing, a no me pongo cubrebocas y háganle como quieran, que aquí su doctor se permite calificar, sin titubeos, como el Tercer Piso de la Cuarta Transformación.

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

MAAZ

 

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