El Colegio de México y el CIDE son las únicas instituciones públicas de educación superior de México que han interrumpido sus convenios de colaboración con universidades israelíes.
Las apariencias ya no engañan, Israel está cometiendo un genocidio contra el pueblo palestino con la complicidad no sólo de los países del norte global, también con el apoyo de varias de sus universidades. Está ampliamente documentado cómo varias instituciones educativas colaboran con la ocupación, limpieza étnica y el sistema de apartheid del Estado de Israel, mientras, paradójicamente, éste destruye toda la actividad académica palestina (https://www.democracynow.org/es/2024/3/15/maya_wind_towers_of_ivory_and).
Con estos antecedentes, rectores y comunidades universitarias en todo el mundo, pero principalmente de España, México y América latina, tomaron la decisión de suspender sus acuerdos de colaboración con universidades y centros de investigación de Israel que no han expresado un compromiso firme con la paz y con el respeto del derecho internacional humanitario; así de simple.
El COLMEX y el CIDE, sumándose a las movilizaciones mundiales, reconocen que los convenios con las universidades israelíes deben analizarse no sólo en función del intercambio académico, también considerando el grado de defensa de los derechos humanos, de manera tal que, en esta ecuación el mérito académico no puede significar excluir el nivel de compromiso de esas instituciones para con protección y defensa de derechos humanos y, menos, en el contexto de un genocidio en curso.
La Universidad Hebrea de Jerusalén, la Universidad de Tel Aviv, la Universidad de Ben Gurion, y otras instituciones contribuyen con el esfuerzo genocida del Estado de Israel, manteniendo lazos con el ejército y con los aparatos inteligencia; acogen bases militares en sus campus; patrocinan asentamientos ilegales violando el derecho internacional (las instalaciones de dos de ellas, sin ir más lejos, están construidas directamente en asentamientos ilegales); participan en la formación de las fuerzas armadas; una de ellas alberga el Institute for National Security Studies, desde donde se desarrolló la doctrina Dahiya o “fuerza desproporcionada” y que promueve la destrucción de infraestructura, infringiendo intenso sufrimiento en la población civil.
Estos espacios institucionalmente comprometidos con el genocidio no protegen los derechos humanos, por el contrario, expresan una complicidad pasiva con un Estado cuya acción amenaza con convertir el derecho internacional humanitario en letra muerta.
¿Para qué sirven hoy los convenios con Universidades de Israel? ¿Para normalizar las relaciones con un Estado genocida? Poner fin a la ocupación y al genocidio que sufre el pueblo palestino es una tarea colectiva y, desde esa posición, la decisión del COLMEX y el CIDE es coherente con su origen y misión.
POR DIEGO LATORRE LÓPEZ
@DIEGOLGPN
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