Desde el momento en que uno llega a Varsovia, se siente el ambiente de alerta por la cercanía de la guerra de Rusia en Ucrania. Pero también se vive una realidad de pertenencia a Europa y a sus organizaciones, como la Unión Europea (UE) y la Alianza Atlántica (OTAN), que generan una mayor seguridad frente a la política expansionista del gobierno ruso. En este entorno complicado y marcado por incertidumbre, le tocará a Polonia asumir, a partir del 1 de enero, la presidencia en el Consejo de la Unión Europea, conocido también como el Consejo de Ministros de la UE. Esta es una de las instituciones clave, cuya función es participar en la adopción de leyes y en la coordinación de políticas entre los Estados miembros.
A pesar de que la presidencia ya no tiene tanto peso como lo tuvo en el pasado hay muchas expectativas. Por una parte, Polonia es el primer país, además con un gobierno proeuropeo de Donald Tusk, que tendrá una presidencia completa en el nuevo ciclo político de la UE. Esto ocurre después de las elecciones al Parlamento Europeo y varios meses de transición, negociaciones y acuerdos entre las fuerzas políticas europeas. Por otra parte, en esta ocasión Polonia ha decidido darle un enfoque de seguridad al programa que guiará su labor de presidir los trabajos de las diferentes formaciones del Consejo de la UE durante seis meses. En Polonia se realizarán alrededor de 300 reuniones oficiales.
“Para Europa, este es un tiempo de prueba y de decisiones. La Unión Europea debe protegerse a sí misma y a sus ciudadanos, así como cuidar su entorno más cercano. Debe brindar a los europeos una sensación de seguridad y perspectivas de desarrollo”, leemos en el programa de la presidencia. Polonia se enfocará, definitivamente, en fortalecer la seguridad europea en los ámbitos de defensa, migración y protección de fronteras, lucha contra la desinformación, así como en la seguridad económica, energética, alimentaria y sanitaria. Asimismo, promoverá el apoyo a Ucrania, la ampliación de la UE, el fortalecimiento de los lazos transatlánticos en tiempos del presidente Donald Trump y la democracia a través de la sociedad civil.
En los últimos años hemos pasado en la UE de los tiempos del euroentusiasmo a una etapa de eurorealismo y hasta euroescepticismo. En este contexto, como destacan en Polonia, se trata de promover el diálogo y la cooperación, pero también de plantear preguntas y replantear temas como, por ejemplo, el migratorio. No se detecta un apetito por reformar los tratados de la UE, argumentando que en el Tratado de Lisboa existen mecanismos para el funcionamiento de una UE ampliada y para flexibilizar el proceso de toma de decisiones. La primera mitad de 2025 será muy complicada a nivel internacional y servirá principalmente para definir el futuro de la guerra de Rusia en Ucrania, el carácter de la relación entre la nueva administración estadounidense y los europeos de la UE y la OTAN, así como para fortalecer la seguridad de una Europa amenazada.
POR DRA. BEATA WOJNA
PROFESORA DE RELACIONES INTERNACIONALES
INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE MONTERREY
@BEATAWOJNA
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