“Poco después de ganar la presidencia, habré resuelto la horrible guerra entre Rusia y Ucrania”: Donald Trump
Sucedió lo que el mundo temía, vuelve Donald Trump a la Casa Blanca. No bastó la frescura y capacidad de Kamala Harris, tampoco la mayor recaudación de fondos de la historia reciente a favor de los demócratas, el férreo apoyo de los Obama, con discursos elocuentes a favor de Harris y de la democracia valieron de poco a la hora de contar los votos, mucho menos el esfuerzo de señalar el daño que el neoyorquino le hizo al país durante su mandato y el asalto al Capitolio cuatro años después, que sea un criminal confeso y condenado, al momento de emitir su voto, las y los estadounidenses prefirieron al republicano.
La suerte está echada… ¿y ahora qué? El regreso de Trump a la presidencia estadounidense significa una alteración en la política y las políticas públicas domésticas, así como en el sistema internacional. Veremos si lleva a la realidad todas sus promesas de campaña, comenzando por una “deportación masiva”, cuestión que impacta a millones de centroamericanos y sudamericanos y a sus países de origen.
Por supuesto que México sería el más afectado, pero también el propio Estados Unidos ya que, al compartir más de 3000 km de frontera, ser el mayor socio comercial y tener millones de mexicanos residiendo en suelo americano, hace de nuestra relación una simbiosis inalienable.
Ante esto, las primeras acciones prometidas serán en el ámbito migratorio, segundo en el comercial con el alza a los aranceles (en muchos de los productos) y, tercero en seguridad interior, ya que todo esto está contemplado en el T-MEC, mismo que se revisará con lupa por la nueva conformación del Senado y la Cámara de Representantes -todo republicano- y, en su caso, van a apretar a nuestro país hasta casi asfixiarlo.
No sería de extrañarse que otra vez nos obliguen a ser su filtro migratorio convirtiendo a México en una frontera vertical; tampoco sería raro que comiencen con los amagues de intervención para acabar con los cárteles de narcotraficantes, ya con la aprobación de catalogarlos como grupos terroristas.
En la arena internacional, Trump seguirá su viejo camino: adiós a los tratados internacionales en materia de medio ambiente, volverá a salirse del Acuerdo de París, restringirá los apoyos para la ONU y OEA, incluso se tendrá que revisar la ampliación de la OTAN, porque es sabido que el republicano no estuvo de acuerdo con los apoyos otorgados por Biden a esta organización ni tampoco a Zelenzki, por lo que buscará un arreglo rápido en el conflicto bélico de Rusia y Ucrania, tomando partido por su viejo amigo Putin.
Así, el regreso de Trump no solo significa descalificaciones, insultos y gritos estridentes, solo los resultados obtenidos ya ponen a temblar al mundo y a la democracia misma.
El outsider por antonomasia viene recargado y con mucha hambre de venganza. En tan solo unos meses comenzaremos a observar y a resentir sus primeros pasos, la continuación de sus pendientes que dejó en 2020, así como los cambios en las relaciones de poder en el sistema internacional. También veremos que personajes políticos recrudecerán su lado más extremo, racista y xenófobo como una fórmula para el éxito electoral. México debe ser cauteloso y preciso con su relación con la Casa Blanca.
ResponderResponder a todosReenviar
POR ADRIANA SARUR
COLABORADORA
EEZ
