“Realizaré la mayor deportación de la historia de este país”: Donald Trump
Mientras escribo esta entrega, se desarrolla el llamado Súper Martes, parte final de las elecciones en nuestro vecino del norte, Estados Unidos, en medio de la contienda más competida de la historia, entre el expresidente Trump y la actual vicepresidenta, Kamala Harris. Como ha sido siempre, las elecciones estadounidenses tienen un gran impacto en el presente y futuro de México, su relación bilateral económica, política y social, las posibles afectaciones que tendrá para nuestro país, en cualquiera que sea el resultado dado por el Colegio Electoral.
Como hemos podido observar, la campaña estadounidense estuvo marcada por la dimisión en la reelección del actual presidente, Joe Biden, después de verse distraído y con algunos malestares de salud, un terrible desempeño en el debate y una notoria desventaja ante su adversario republicano. La llegada de Kamala Harris, el “fichaje” de Waltz como compañero de fórmula, la manera en que se volcaron los aliados demócratas en recaudación de fondos y el apoyo de los Obama le devolvieron la esperanza al Partido Demócrata y a las y los millones de estadounidenses que desconfían del magnate neoyorquino.
Sin embargo, todo esto no ha podido presagiar de manera precisa un resultado favorable para Harris, los demócratas y las personas que tememos el regreso de Trump a la Casa Blanca, no solo a los habitantes de la Unión Americana, nativos o inmigrantes, también a las y los mexicanos, incluida la presidenta Sheinbaum pues, aunque Harris y Trump diferenciaron de manera casi opuestas sus campañas y discursos, en algo coincidieron durante todo el proceso: endurecer la frontera con México.
Esto supone que cualquiera que sea el nuevo inquilino de Avenida Pennsylvania, número 1600, la relación con Palacio Nacional va a ser muy delicada respecto a este tema. Trump, quien desde su campaña de 2016 ha azuzado a su electorado diciendo que regresará a México a los “violadores y asesinos”, a todos esos “bad hombres”, en esta contienda ha ido más lejos, repitiendo en cada evento de campaña que, de ganar, seguirá la construcción del muro fronterizo, volverá el Título 42 y comenzará deportaciones masivas en todo el sur, lo que representa 11 millones de personas en situación irregular. Retórica que funciona muy bien con sus votantes y causa mucho temor a la ciudadanía en esta condición.
Por su parte, Kamala Harris ha manifestado su visión para afrontar la crisis migratoria, misma que no dista de la del republicano. Su propuesta es la continuidad de las acciones de la actual administración, además de “recuperar un sistema de inmigración seguro, humano y ordenado en la frontera sur”, dotar de mayor presupuesto a la Patrulla Fronteriza y centros de detención. Es decir, menos estridencia, más inteligencia, pero un mismo resultado: endurecer la frontera y deportar a la mayor cantidad de “paisanos” (mexicanos, venezolanos, haitianos, etc.).
Así -sea cual sea-, el resultado de las elecciones estadounidenses no es nada alentador en materia migratoria para nuestro país, puesto que todo está imbricado, economía, política y sociedad. Trump nos amenazará con tasas arancelarias exorbitantes para detener la migración hacia su país; Harris propondrá una “revisión” exhaustiva (o anulación) del T-MEC si no regularizamos los procesos migratorios -de propios y extraños-. El trabajo deberá ser extenuante para Juan Ramón De la Fuente y para Claudia Sheinbaum, tender puentes y atender las causas y siempre respetar los derechos humanos, tendrá que ser la palanca entre Palacio Nacional y la Casa Blanca.
POR ADRIANA SARUR
COLABORADORA
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